El Valencia derrota a un Oviedo que no fue apenas rival

El Valencia se reencontró ayer con una victoria que le viene de perlas. Un triunfo previsible, ante un rival, el Oviedo, que no fue tal. Porque el Oviedo saltó a Mestalla derrotado de antemano. Con nueve bajas y esmirriado todavía más por el asedio al que le sometió el Valencia, el Oviedo fue una perita en dulce para el conjunto de Ranieri, que se vuelve a meter en la pugna por el subcampeonato. El Valencia también recuperó el gusto por ganar en Mestalla, donde sólo había obtenido dos victorias en la segunda vuelta, ante el Athletic y el Alavés. La derrota del Athletic ante el Barcelona, ademá...

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El Valencia se reencontró ayer con una victoria que le viene de perlas. Un triunfo previsible, ante un rival, el Oviedo, que no fue tal. Porque el Oviedo saltó a Mestalla derrotado de antemano. Con nueve bajas y esmirriado todavía más por el asedio al que le sometió el Valencia, el Oviedo fue una perita en dulce para el conjunto de Ranieri, que se vuelve a meter en la pugna por el subcampeonato. El Valencia también recuperó el gusto por ganar en Mestalla, donde sólo había obtenido dos victorias en la segunda vuelta, ante el Athletic y el Alavés. La derrota del Athletic ante el Barcelona, además, devuelve al Valencia a la pugna por el subcampeonato. Fue tan ridícula la oposición del Oviedo, que el Valencia llevó la iniciativa con cierto gusto. El acoso del Valencia fue constante, pero baldío hasta que se produjo la expulsión de Nadj en el minuto 43. El Valencia tiró con todo ante un maltrecho Oviedo, que sufría las bajas de nueve titulares. La apuesta ofensiva del Ranieri -tres puntas, Ilie, Angulo y Claudio López- causó estragos en el Oviedo, que tuvo un papel irrelevante.El Oviedo salió a verlas venir, a ver qué pasaba, y se encontró con un rival enrabietado, que no le dio tregua. Bastante disminuido estaba ya el Oviedo para que el árbitro se cebara con él: la expulsión de Nadj tuvo un efecto vigorizante sobre el Valencia y fatal para el juego, porque el partido sólo tuvo una dirección.

Si el Oviedo tuvo algún plan, éste fue hecho añicos por el Valencia con una puesta en escena intimidadora. Aunque un tanto atolondrado, el Valencia acorraló al Oviedo en su campo. Fue un monólogo del equipo valencianista, que encontró premio en las postrimerías del primer periodo: Mendieta transformó un penalti cometido por Manel, que mandó al garete a su equipo. Y al partido.

El descanso, lejos de apaciguar al Valencia, lo estimuló. Derretido el Oviedo, Piojo López se encargó sentenciar el encuentro con dos goles.

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