Rivaldo alimenta al Barça

Los azulgrana, muy inspirados en ataque y con errores en defensa, vencen en Tenerife y ratifican su liderato

Puestos a contemplar la Liga desde el liderato, el Barça transita hacia el título sin mirarse ni volver la vista atrás. Descontó anoche otro partido a cambio de sumar tres puntos más en un campo en el que no ganaba desde hacía cuatro años. El juego fue de nuevo pura cháchara. Le alcanza para ganar con su pegada, con un poco de Guardiola, los goles de Rivaldo y el trabajo constante de Kluivert. La rutina con la que viene tramitando el campeonato es estremecedora. Los rivales le ven más vulnerable que nunca, y sin embargo, van rindiéndose uno tras otro hasta engrosar una hoja de servicios intach...

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Puestos a contemplar la Liga desde el liderato, el Barça transita hacia el título sin mirarse ni volver la vista atrás. Descontó anoche otro partido a cambio de sumar tres puntos más en un campo en el que no ganaba desde hacía cuatro años. El juego fue de nuevo pura cháchara. Le alcanza para ganar con su pegada, con un poco de Guardiola, los goles de Rivaldo y el trabajo constante de Kluivert. La rutina con la que viene tramitando el campeonato es estremecedora. Los rivales le ven más vulnerable que nunca, y sin embargo, van rindiéndose uno tras otro hasta engrosar una hoja de servicios intachable: el Barça totaliza 40 de los últimos 45 puntos.Reñido con el fútbol, el Tenerife planteó un partido de corte intimidatorio. Estuvo muy fiero en la cancha, respondiendo con agresividad al despliegue azulgrana, calentando a la grada a su gusto para que el árbitro supiera que estaba en Santa Cruz. El partido no pintaba nada bien para el Barça, que anduvo un cuarto de hora muy fuera de sitio, sin juego de posición, disminuido por el cuerpo a cuerpo que le proponía el contrario.

TENERIFE 2

BARCELONA 3Tenerife: Navarro Montoya; Dani (Mista, m.69), Julio Llorente, Lussenhoff (Juanele, m.40), Alexis; Chano, Jokanovic, Emerson, Basavilbaso; Pinilla y Makaay. Barcelona: Hesp; Reiziger, Pellegrino (Bogarde, m.46), Frank De Boer; Guardiola; Celades, Cocu, Sergi; Figo (Zenden, m.62), Kluivert (Anderson, m.86) y Rivaldo. Goles: 0-1. M.19. Reiziger centra, Kluivert deja pasar el balón y Cocu marca. 0-2. M.36. Rivaldo, tras hacer la pared con Kluivert, bate a Montoya por bajo. 1-2. M.43. Remate de Makaay que rechaza Hesp; recoge Pinilla y marca por alto. 1-3. M.47. Celades remata un centro de Figo. 2-3. M.56. Makaay se deshace con una finta de Bogarde y marca por bajo. Árbitro: Megía Dávila. Expulsó a Pinilla (m.74) y a Alexis (m.93) y amonestó a Jokanovic, De Boer, Figo, Basavilbaso, Juanele, Hesp , Dani, Cocu, Emerson y al técnico local Aymar. 22.000 espectadores en el Rodríguez López.

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Pinilla cerraba la salida a Guardiola, Emerson llenaba la divisoria y Basavilbaso abría el carril izquierdo con su fútbol de largo recorrido y buen centro. Iba el Barça al trantrán, la pelota al pie, algo acobardado por el dinamismo del Tenerife y muy a expensas de cómo le podía afectar al colegiado la propuesta del grupo local. Muy acostumbrado ya a arranques de partido como el de ayer, Hesp estuvo espléndido en el primer balón decisivo del partido: tapó la llegada de Pinilla en un pase interior magistral de Makaay y cerró el monólogo del Tenerife.

Desfigurado por los cambios constantes de entrenador, el Tenerife se convirtió en un equipo muy manso en cuanto el Barça cruzó la divisoria. Reiziger abrió la banda derecha y tiró un buen centro, Kluivert leyó la jugada con un arrastre al primer palo y habilitó a Cocu, infalible en la llegada. El gol acabó con cualquier debate sobre la suerte del partido, pese a la bondad de la zaga azulgrana, indulgente con medias puntas como Pinilla. Puestos a jugar sin una línea de cobertura solvente y acordado que todo se resolvería en ataque, el Barça estuvo incontenible.

Desarticulado Figo por el marcaje de Alexis, Rivaldo y Kluivert operaron con una autoridad inmensa. El brasileño se largó del extremo izquierdo, cubierto por el ir y venir de Sergi, y se fue al carril del 10, buscando la conexión con Kluivert y metiéndose por la zona propia del medio centro rival, terreno de nadie porque ni con Emerson ni Jokanovic logró el Tenerife tener un pivote. Y Kluivert se ofreció en cada una de las jugadas de gol. La aceleración de Rivaldo en el segundo gol fue incontestable. Frente al juego trotón del equipo, Rivaldo se empleó con un zigzag de vértigo, trazado desde su cancha. Igualmente decisivo estuvo en el tercer gol, dibujado de mil maneras y resuelto con contundencia.

Enfurruñado con el árbitro, que se saltó un penalti en cada área, el Tenerife sólo encontró alivio con los cambios. Juanele le dio movilidad y Bogarde le ofreció terreno. Makaay retrató a su compatriota y obligó al Barça a disputar un partido que había dadopor finiquitado. Volvía el encuentro a sus orígenes. El grupo de Aymar buscó la espalda de Bogarde en cada salida y el Barça pasó un mal rato, pese a que Rivaldo se ofreció en cada jugada. La defensa del Ajax, hoy trasplantada al Barça, fue zarandeada con cierta insistencia. Resistió el grupo de Van Gaal con algún que otro sobresalto, aunque acabó el partido de cara al marco de Montoya.

El Tenerife fue perdiendo efectivos, cediendo el campo, y el Barça firmó un triunfo con la naturalidad de cada jornada, sólo que acabó replegándose de mala manera y pidiendo la hora. En un partido de signo opuesto, entre el primero y el penúltimo, el resultado fue tan previsible como el juego azulgrana. Digan lo que digan hoy en Tenerife para justificar su desdicha, el Barça se siente más líder que nunca. Puestos a contar puntos y goles, no hay quien les discuta nada. El fútbol, mejor no relatarlo: a peor defensa, mejor ataque. Los goles de Rivaldo fueron capaces de llenar por si solos otro partido.

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