El talento doblega al orden

El Celta, nuevo líder, logró dos goles ante el Mallorca en los minutos finales, cuando el partido parecía destinado al empate

El talento doblegó al orden en la recta final de un partido que mostró cómo la posición del Celta y el Mallorca en la Liga no es el simple fruto del azar. El fútbol imaginativo de los vigueses se peleó toda la noche con ese monumento al orden que Cúper ha construido en el Mallorca. Pero cuando el partido parecía destinado al empate, un cabezazo de Djorovic a cinco minutos del final permitió al conjunto celeste alcanzar el liderato. El Mallorca sufrió cuatro goles...

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El Celta, nuevo líder, logró dos goles ante el Mallorca en los minutos finales, cuando el partido parecía destinado al empate

El talento doblegó al orden en la recta final de un partido que mostró cómo la posición del Celta y el Mallorca en la Liga no es el simple fruto del azar. El fútbol imaginativo de los vigueses se peleó toda la noche con ese monumento al orden que Cúper ha construido en el Mallorca. Pero cuando el partido parecía destinado al empate, un cabezazo de Djorovic a cinco minutos del final permitió al conjunto celeste alcanzar el liderato. El Mallorca sufrió cuatro goles, algo inédito esta temporada, aunque su poderosa estructura defensiva obligó al Celta a desplegar sus mejores armas. Los de Cúper tampoco fallaron el contragolpe, pero finalmente el talento y la perseverancia del Celta le recompensaron con una victoria que buscó mucho más que su adversario.

Algunos llaman al Celta de Víctor Fernández la máquina, pero las máquinas son artilugios sin alma y por eso el apodo no hace justicia a un equipo que practica el fútbol en su sentido más artístico. La denominación de "máquina" conviene más al Mallorca: una estructura fría y poderosa, que suscita pocas pasiones mientras cumple su función con escrupulosa eficacia. Este Mallorca de Cúper es un conjunto un tanto pelmazo para el espectador, por que su empeño principal consiste

en anular al contrario para luego tratar de golpearle aprovechando sus descuidos. Pero sería injusto hacer algún reproche a la fórmula del técnico argentino. Primero, porque con la plantilla de que dispone no puede exigirse otra cosa. Y segundo, porque, incluso los equipos con clara vocación defensiva, existe una frontera entre el buen y el mal gusto. En este sentido, la estética del Mallorca no admite objeciones: defiende a base de orden y movimientos sincronizados, no por simple amontonamiento de hombres, y cuando tiene la pelota la juega con sentido, sin precipitarse a rifarla en busca de algún contragolpe alocado.

Al Celta le costó desplegar su creatividad frente al mecanismo de relojería de Cúper. Los gallegos tardaron 20 minutos en hallar algún resquicio en el blindado visitante. Víctor Fernández prescindió de Revivo para situar a Sánchez como segundo delantero y a Makelele en la banda izquierda, lo que privó al Celta de presencia por ese flanco de ataque. Con todo, los vigueses no se abandonaron a la desesperación y consumido el primer cuarto de hora, el Mallorca empezó a sufrir las habilidades del ataque celeste. En apenas tres minutos, Karpin y Sánchez remataron al palo, y el ruso cabeceó con mucho peligro un saque de esquina.

Pero el Mallorca es de esa clase de equipos que se tornan invisibles durante largos periodos hasta que aparece por sorpresa para soltar un zarpazo mortal. Y así ocurrió hasta dos veces.

Pero en el último momento el Celta vio recompensado su empeño con un cabezazo de Djorovic a cinco minutos, del final. En el tiempo suplementario Revivo, que mejoró a Sánchez, completó la fiesta con un perfecto lanzamiento de falta. Nadie hasta anoche había sido capaz de hacerle cuatro goles al Mallorca.

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