Crítica:

La reina de Nueva York

22.50 / Comedia / La 2Nothing sacred. EE UU, 1937 (75 minutos). Director: William A. Wellman. Int.: Fredric March, Carole Lombard, Charles Winniger."Ni la mano de Dios, descendiendo hasta el fango, puede rescatar a ninguno de ellos de las profundidades de la degradación". De esta forma, el doctor que interpreta Winniger se arriesga en la gráfica descripción de un oficio: el de periodista. La frase da el tono. El mismo año que rodara Ha nacido una estrella, Wellman saca adelante una de las mejores comedias que dio la década que de forma más brillante leyó las inmensa...

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22.50 / Comedia / La 2Nothing sacred. EE UU, 1937 (75 minutos). Director: William A. Wellman. Int.: Fredric March, Carole Lombard, Charles Winniger."Ni la mano de Dios, descendiendo hasta el fango, puede rescatar a ninguno de ellos de las profundidades de la degradación". De esta forma, el doctor que interpreta Winniger se arriesga en la gráfica descripción de un oficio: el de periodista. La frase da el tono. El mismo año que rodara Ha nacido una estrella, Wellman saca adelante una de las mejores comedias que dio la década que de forma más brillante leyó las inmensas posibilidades del género. Eso sí, fiel a su curtida vocación de rebelde de gesto agrio, el director no deja pasar la oportunidad para teñir cada plano con la justa acidez. Una periodista se lanza a la dudosa empresa de explotar la tragedia humana: los últimos días de una mujer afectada por contaminación radiactiva. Luego, por supuesto, todo se descubrirá sangrantemente falso. El soberbio guión de Ben Hecht (perfecto conocedor de la materia tratada), las geniales interpretaciones, la música de Oscar Levant y la desasosegante habilidad de WeIlman para buscar la cara más amarga de cada sonrisa son sólo los alicientes más a la vista. Por lo demás, la película vivió un remake de la mano de Jerry Lewis bajo el título de Viviendo su vida (1954).

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