El Real Madrid cede al desgaste

El Real Madrid suspira por recuperar a Arvidas Sabonis, uno de los mejores pívots de Europa, y en realidad sus carencias son otras. Ayer, en Vitoria, se quedó sin respuestas frente a Elmer Bennett, el director de juego del Tau. Por ahí, por el puesto de base, se le escapó el partido. Los dos equipos comparten muchas virtudes: jugadores físicos dentro de la zona, excelentes lanzadores de larga distancia, talento. Pero, ayer al menos, se produjo un desequilibrio flagrante. El Tau se movió al compás de Bennett; el Madrid jugó sin brújula. Utilizó tres bases y ninguno terminó de manejar el partido...

El Real Madrid suspira por recuperar a Arvidas Sabonis, uno de los mejores pívots de Europa, y en realidad sus carencias son otras. Ayer, en Vitoria, se quedó sin respuestas frente a Elmer Bennett, el director de juego del Tau. Por ahí, por el puesto de base, se le escapó el partido. Los dos equipos comparten muchas virtudes: jugadores físicos dentro de la zona, excelentes lanzadores de larga distancia, talento. Pero, ayer al menos, se produjo un desequilibrio flagrante. El Tau se movió al compás de Bennett; el Madrid jugó sin brújula. Utilizó tres bases y ninguno terminó de manejar el partido.El choque se movió en el terreno físico. Parecía lógico. Con hombres en la cancha como Beard, Rusconi, Bobby Martin o Bonner se hacía obligado recurrir al juego musculoso. Por eso el partido resultó un poco pesado en el más amplio sentido de la palabra (se señalaron 57 faltas) y jugadores más finos, como Espil, Alberto Angulo o Herreros debieron adaptarse a las circunstancias. Pero esta quiebra de espectáculo anotador se compensó con las chispas que saltaron en la zona. La ACB se encamina de nuevo al baloncesto físico.

El Baskonia, en ese sentido, se siente a gusto en cualquier hábitat, aunque siempre dentro de un estilo propio, el de su entrenador italiano. Sergio Scariolo, según recordó tras el partido, ha ganado nueve de los diez que ha disputado a los dos grandes desde que recaló en Vitoria, hace un año y medio. Además, ha enlazado una racha en la Liga de diez jornadas invicto. No es casual. El Tau ha construido un equipo granítico, bien dirigido en el banquillo y en la cancha. Ante el Real Madrid superó momentos críticos, pero ganó por pura convicción.

El momento clave se produjo a falta de cinco minutos para el final. Después de un partido con un desgaste descomunal y escasas distancias en el marcador, los hombres de Luyk tenían todo a su favor para ganar. Habían superado una crisis en la segunda parte, que les llevó a ceder una renta de 13 puntos. Luyk lo intentó todo. Desde su resultona zona presionante, que hizo agua, hasta recambios en el banquillo. Pero nada hizo efecto. Se metió en el partido gracias a errores ajenos, en un momento en que Scariolo decidió reservar a sus mejores hombres. De modo que, con todo por delante (68-65, minuto 35), el Madrid aparentaba llegar a ese punto más entero. El Baskonia jugaba con todos los titulares cargados con cuatro faltas. Y, sin embargo, los visitantes se comportaron con una ceguera insólita. No sólo desaprovecharon la merma del rival. El Real Madrid no consiguió eliminar a ningún oponente hasta cuando todo se había resuelto. Cedió ante la sobriedad de Bennett y sus compañeros, fríos en el control de sus movimientos defensivos. Y, mientras, Santos de nuevo dirigiendo al equipo de Luyk. Todo un síntoma.