Reportaje:

Branson supera la tormenta amarilla

La vuelta al mundo en globo del propietario de Virgin se vio amenazada por el Gobierno chino

, La naturaleza se puede interponer en el camino de Richard Branson. El ser humano, no. Así lo demostró ayer el propietario del imperio Virgin, que viaja con dos colegas a bordo de su globo, el Global Challenger. Sus planes de dar la vuelta al mundo, batiendo un récord, se tropezaron durante horas con la intransigencia del Gobierno chino.En un momento de la mañana parecía que la gran muralla iba a extenderse hasta las alturas. La diplomacia británica la derrumbó finalmente. Branson y sus compañeros, el sueco Per Lindstrand y su antiguo rival el norteamericano Steve Fossett, entraron en ...

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, La naturaleza se puede interponer en el camino de Richard Branson. El ser humano, no. Así lo demostró ayer el propietario del imperio Virgin, que viaja con dos colegas a bordo de su globo, el Global Challenger. Sus planes de dar la vuelta al mundo, batiendo un récord, se tropezaron durante horas con la intransigencia del Gobierno chino.En un momento de la mañana parecía que la gran muralla iba a extenderse hasta las alturas. La diplomacia británica la derrumbó finalmente. Branson y sus compañeros, el sueco Per Lindstrand y su antiguo rival el norteamericano Steve Fossett, entraron en espacio peligroso la noche anterior. El bombardeo angloamericano contra Irak les había obligado a modificar la ruta original y, con el cielo en penumbra y vientos de máxima fuerza, el globo se dirigía a una velocidad vertiginosa hacia China.

Desde el centro de control, en unas instalaciones de alta tecnología en el oeste de Londres, Mike Kendrick pidió permiso para rebasar los límites del pasillo aéreo acordado previamente con China. La respuesta fue contundente. De la negativa nocturna se pasó por la mañana a una intransigente orden de aterrizaje. El globo, mientras tanto, había volado sobre el Himalaya y atravesaba la inhóspita región del Tíbet. "Imposible", dijo Kendrick, "aterrizar en este terreno; es una amenaza contra sus vidas".

La desesperación era patente. Desde el despegue en Marruecos, la semana pasada, el globo navega a la perfección. Sus pilotos han esquivado una tormenta eléctrica, la zona en guerra de Irak e incluso lograron encauzar la nave hacia un estrecho pasillo entre Irán y Rusia, evitando con ello entrar en espacios restringidos. "Estamos sobre el Himalaya. Está oscuro y se está formando hielo en el globo. No podemos elegir, tenemos que seguir adelante", exclamó Branson al escuchar la negativa de las autoridades chinas.

"No nos responsabilizamos de las consecuencias", señaló, por su parte, un portavoz del Gobierno de Pekín. Los contactos entre Londres y la capital china, con la intervención personal del primer ministro británico, Tony Blair, y el ex líder conservador Edward Heath, no cesaron hasta la claudicación china.

Mientras en 1997 el coloso amarillo frustró los planes de una expedición similar, en esta ocasión dio luz verde a la ambición de Branson. Anulada la orden inicial, las autoridades despejaron la ruta para evitar colisiones del globo con los vuelos comerciales domésticos. Superado este obstáculo colosal, que retrasa el itinerario en una jornada, el Global Challenger marcha decidido a batir el récord mundial. "Estamos encantados", dijo Branson en nombre de sus compañeros. Entre sus planes está llegar a San Francisco el día de Navidad y aterrizar en el césped de su residencia de Oxfordshire con tiempo para despedirse de 1998 en compañía de su familia, su mujer, Joan, y sus dos hijos, Sam y Holly. "Nunca haría un viaje como éste si no pensara que vamos a sobrevivir. Quizá no demos la vuelta al mundo, pero todos regresaremos de una pieza", señaló antes de partir en su nueva aventura.

La adrenalina que genera el tratar de hacer lo imposible mueve al padre de familia y empresario millonario. Con varias recompensas en el bolsillo por cruzar el Atlántico y el Pacífico en márgenes de tiempo no superados antes, y a pesar de haber sufrido accidentes serios -en un trayecto anterior, su globo cayó en el desierto de Argelia-, Branson sigue retando a la suerte.

El riesgo, además, se multiplica con cada nueva hazaña, como lo demuestra la póliza de seguro personal, estimada en torno a los 50 millones de libras (unos 12.000 millones de pesetas). "A todos nos gusta la vida. Pero si no nos gustara retarnos a nosotros mismos, no estaríamos aquí. Nunca me habría embarcado en esta aventura maravillosa. Espero que mi experiencia inspire a los demás, a los niños principalmente, a enfrentarse a sus propios retos y a intentar vivir sus sueños", explica en una entrevista que recoge la página de Internet del Global Challenger (www. icoglobal. com).

Y continúa: "Volar en globo se parece un poco a la vida misma. Buscas los vientos más fuertes y evitas todas las tormentas".

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