JUBILADO JUBILOSO

Jubilación viene de júbilo, como recordó ayer Felipe González, quien asegura que, tras dejar la presidencia del Gobierno y el liderazgo de los socialistas, siente esa clase especial de alegría, un "componente entrañable", que acompaña a todas las personas que se han retirado de su trabajo. González ya estaba advertido de los sentimientos que embargan a los que dejan el poder por las conversaciones que ha mantenido con Adolfo Suárez. Y esa experiencia le sirvió para transmitir algunos consejos a su amigo Helmut Kohl en la carta que le envió tras su reciente derrota electora...

Jubilación viene de júbilo, como recordó ayer Felipe González, quien asegura que, tras dejar la presidencia del Gobierno y el liderazgo de los socialistas, siente esa clase especial de alegría, un "componente entrañable", que acompaña a todas las personas que se han retirado de su trabajo. González ya estaba advertido de los sentimientos que embargan a los que dejan el poder por las conversaciones que ha mantenido con Adolfo Suárez. Y esa experiencia le sirvió para transmitir algunos consejos a su amigo Helmut Kohl en la carta que le envió tras su reciente derrota electoral ante socialdemócratas y verdes. "Le dije", relató ayer González en Santiago, donde recibió la medalla de oro y el título de hijo adoptivo de la ciudad, "que para gobernar hacen falta muchos votos, pero para vivir hace falta el afecto de poca gente, y teniendo eso, como él y yo lo tenemos, es suficiente". Con Suárez, González ha debatido a menudo sobre la incomprensión que sufren la mayoría de los gobernantes. "En la política no hay que esperar agradecimiento", explicó, "con el reconocimiento es bastante. El agradecimiento ha de ser más bien de los políticos a los ciudadanos por haberles permitido llevar a la práctica sus ideas". Con sus palabras, González preparaba el terreno para otro jubilado de la política, el alcalde de Santiago, Xerardo Estévez, quien hoy dejará el cargo tras gobernar la ciudad durante los último 14 años.- ,