BALONCESTO: LIGA ACB

Victoriano: "Creo que pertenezco a una raza en vías de extinción"

Los personajes que dirimieron el duelo de ayer buscaron con aire de desconcierto una explicación a la sorprendente victoria del Madrid. Para Aíto García Reneses, técnico del Barcelona, mucho tuvo que ver el cansancio de sus jugadores y, sobre todo, los problemas físicos de Nacho Rodríguez. El desgaste físico pesó en el Barcelona a la hora de romper la defensa en zona (1-3-1) del Madrid: "Al final del partido dábamos un pase y nos quedábamos quietos y así, sin movilidad, no se puede romper la defensa en zona de Luyk". Para el entrenador madridista, Clyfford Luyk, todo fue "una cuestión de fe": ...

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Los personajes que dirimieron el duelo de ayer buscaron con aire de desconcierto una explicación a la sorprendente victoria del Madrid. Para Aíto García Reneses, técnico del Barcelona, mucho tuvo que ver el cansancio de sus jugadores y, sobre todo, los problemas físicos de Nacho Rodríguez. El desgaste físico pesó en el Barcelona a la hora de romper la defensa en zona (1-3-1) del Madrid: "Al final del partido dábamos un pase y nos quedábamos quietos y así, sin movilidad, no se puede romper la defensa en zona de Luyk". Para el entrenador madridista, Clyfford Luyk, todo fue "una cuestión de fe": "Sin una confianza enorme no se puede levantar dos veces un resultado de 10 puntos en contra". Alberto Angulo adujo que la intervención del base Lucas Victoriano fue definitiva: "Nos dio alas; estos partidos se ganan en acciones puntuales, impredecibles, y Victoriano metió el triple en el momento justo". Victoriano hizo gala de modesto. Incluso elogió a un jugador del Barcelona: "Hubo momentos en que jugamos muy mal, hasta la cuarta falta de Alston, un jugador clave. Con Alston en el banquillo, el Barça no pudo resistir la presión".Luyk ha querido dar tiempo a Victoriano, un jugador al que no considera totalmente maduro. Ayer, el técnico dijo que sabe la clase de jugador que tiene entre manos: "Hoy expresó lo que lleva dentro". El base argentino, de 19 años, optó por el coraje. Embocó un triple cuando faltaba un minuto y cinco segundos para la campanada: fue el tiro de gracia al Barcelona. "Si no lo metía me mataban", bromeó al salir de los vestuarios. Pero se arriesgó: si fallaba, su osadía quedaría expuesta a las críticas por poner a su equipo contra las cuerdas. Los críticos recurren al término "heterodoxo" para calificarle. Él lo reconoce: "Yo no soy muy bueno para cuidar el balón, me gusta jugar arriesgando; prefiero los jugadores que imprimen carácter a un equipo, que le dan talento, chispa, imaginación. No se me dan bien los partidos lentos, de juego estático... Supongo que pertenezco a una raza en extinción".

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