Viaje al centro

Tras varios meses oyendo hablar del viaje al centro por parte del PP, la cuestión comienza a estar clara para los andaluces. No es que el Gobierno pretenda situarse en una posición política intermedia entre la izquierda y la derecha, lo cual entre otras cosas es imposible porque de ser así cosecharía en las próximas elecciones una importante abstención por parte del electorado de derecha conservadora que nutre sus votos. Tampoco es que el PP tenga como objetivo establecer una política de sistemático diálogo, no sólo entre los agentes sociales sino incluso entre los partidos políticos, como cor...

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Tras varios meses oyendo hablar del viaje al centro por parte del PP, la cuestión comienza a estar clara para los andaluces. No es que el Gobierno pretenda situarse en una posición política intermedia entre la izquierda y la derecha, lo cual entre otras cosas es imposible porque de ser así cosecharía en las próximas elecciones una importante abstención por parte del electorado de derecha conservadora que nutre sus votos. Tampoco es que el PP tenga como objetivo establecer una política de sistemático diálogo, no sólo entre los agentes sociales sino incluso entre los partidos políticos, como correspondería a un talante centrista, ya que de ser así no utilizaría la fiscalía o el Senado como los utiliza. En realidad, el viaje al centro es un viaje al centralismo territorial basado no en el nacionalismo españolista sino en el concepto tradicional y centenario de centralismo castellano, cuyos postulantes originarios fueron los Reyes Católicos. Este centralismo castellanista tiene como forma básica de funcionar el desprecio a los territorios periféricos que únicamente tienen la consideración de territorio conquistado, tómese por ejemplo Asturias, y el pacto con Cataluña inevitable para disponer de la fuerza suficiente. En esta resurrección castellanista, Andalucía es territorio a conquistar valiéndose de cualquier tipo de arma. Y de hecho, los últimos días ponen de manifiesto que se ha optado por establecer un cerco sitiando a los andaluces bajo el lema: "Ni pan, ni agua, ni sal". Jamás se ha negado a ninguna Comunidad la autorización para la emisión de su deuda pública y sin embargo a Andalucía ahora sí. Nadie pone en tela de juicio que Navarra decida qué medicamentos financiar o cuánto pagar de pensiones asistenciales, pero que Andalucía lo decida no es aceptable. Y encima hay que pagar sanciones por los retrasos en los pagos a la Seguridad Social, para que no quede dinero para pagar esos medicamentos y esas pensiones. En definitiva, cuanto peores son las encuestas para el PP en Andalucía, más vuelta de tuerca al cerco. ¿De verdad se cree que Andalucía se gana con este "viaje al centro"?

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