Los jugadores del Barça exigen explicaciones a Van GaaI por haber arremetido contra ellos

El Barça es un polvorín a un paso de estallar. El vestuario se despertó ayer con unas declaraciones del técnico holandés, Louis Van Gaal, realizadas en Holanda y reproducidas ayer en Barcelona, en las que aseguró que los jugadores están en un pedestal, que son intocables y que el Barça había perdido cuatro partidos por culpa de errores individuales y no de su sistema. La reacción fue inmediata. Guardiola, el capitán, le exigió explicaciones que no convencieron a casi nadie. Rivaldo fue lapidario: "Tendría que dar ejemplo. El no recibe castigos por que es el jefe".

La fractura parece irr...

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El Barça es un polvorín a un paso de estallar. El vestuario se despertó ayer con unas declaraciones del técnico holandés, Louis Van Gaal, realizadas en Holanda y reproducidas ayer en Barcelona, en las que aseguró que los jugadores están en un pedestal, que son intocables y que el Barça había perdido cuatro partidos por culpa de errores individuales y no de su sistema. La reacción fue inmediata. Guardiola, el capitán, le exigió explicaciones que no convencieron a casi nadie. Rivaldo fue lapidario: "Tendría que dar ejemplo. El no recibe castigos por que es el jefe".

La fractura parece irreparable. Desde que la afición azulgrana cerró la noche del centenario al grito de "Fuera Van Gaal", los jugadores no habían cesado de reclamar públicamente apoyo para el entrenador, que vive en una situación extremadamente delicada. El pacto consistía en evitar que se aireasen los problemas ante la prensa —Baía y Van Gaal se acusaron de incumplirlo— y centrarse únicamente en cuestiones, futbolísticas para salir de la crisis. La situación parecía aliviada por la vuelta de Guardiola y por la leve mejoría ofrecida por el Barça en la segunda parte en Riazor, ante el Deportivo, y en los primeros compases ante el Brondy, el miércoles en Dinamarca.

Pero la paz parece imposible. Cuestionado por la afición y con un apoyo cada vez más escaso de la directiva —el presidente Núñez no habla desde el día del Atlético—, Van Gaal sólo podía contar con el apoyo de los jugadores. Ayer, dio un primer paso para perderlo. Tres días después del día del Atlético, recibió al semanario holandés Voetbal en las que aparece más impermeable que nunca: Dijo que en España siempre hay una tendencia a echar la culpa al entrenador, que cesándole a él no se resuelve nada —"Si yo me fuera del Barça quedarían los jugadores y con ellos, los problemas"—, acusó a los jugadores de no saber soportar la presión —"Lo vi el día del Atlético"— y acabó encarado con la afición —"No fueron 100.000 los que gritaron el día del Atlético sino 20.000. No sé por qué no miden mis éxitos"—.

Guardiola, nada más llegar al vestuario, le pidió explicaciones al técnico, cada vez más contra las cuerdas. El capitán expuso que Van Gaal intentó aclarar ante todo el equipo por qué había hablado en ese tono asegurando que ya otras veces se había manifestado en términos parecidos y que no había intentado cargar contra los futbolistas. El capitán dio el caso por cerrado. Fue menos magnánimo Figo: "Si me han convencido o no... Las conclusiones me las quedo para mí. Lo importante es que nosotros hablemos en el campo".

Rivaldo acabó rompiendo la baraja. El brasileño expresó su tristeza porque los jugadores se han sentido abandonados por el entrenador cuando le habían apoyado tras el día del centenario. "Todos estábamos con él. Y si ha dicho eso se ha equivocado. Cuando ganamos, ganamos todos. Y si fallamos, lo hacemos todos. Siempre nos dice que no tenemos que hablar y tendría que empezar por dar ejemplo". Fue entonces cuando un periodista le recordó que Baja había sido castigado por hablar: "Es difícil. Pero él (Van Gaal) es el jefe y no recibe castigos".

Mientras eso sucede, el ex técnico azulgrana, Johan Cruyff, acusa a la directiva de lanzar una cortina de humo proponiéndolo hacer las paces. El ex técnico, desde que fue destituido en mayo de 1996, está enfrentado con la directiva. Esta semana el vicepresidente Joan Gaspart le tendió una mano pero. Cruyff exige que sea el presidente Josep Lluís Núñez quien rectifique: "El fue quien me llamó ladrón y me acusó de otras muchas cosas que son falsas".

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