CICLISMO

Txente García Acosta, madera de líder

El Banesto trabajará esta temporada para que su mejor gregario gane algunas Vueltas y clásicas de segundo orden

Se puede ser ciclista vocacional y gregario al mismo tiempo. Pero no es fácil entenderlo. Se puede tener prestigio con una sola etapa en el bolsillo, una Vuelta a Navarra y un título compartido en el Gran Premio Eddy Merckx por todo palmarés. Se puede ser como Txente García Acosta y que todos digan de tí que eres el mejor doméstico del pelotón español. Y se puede ser gregario y dejar de serlo. "No me gusta soñar. Sé que hacía bien mi trabajo. Me he empeñado en ser el primero en pararme para dejar la bicicleta a un compañero, el primero en dar la rueda si era necesario, el primero en bajar por...

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Se puede ser ciclista vocacional y gregario al mismo tiempo. Pero no es fácil entenderlo. Se puede tener prestigio con una sola etapa en el bolsillo, una Vuelta a Navarra y un título compartido en el Gran Premio Eddy Merckx por todo palmarés. Se puede ser como Txente García Acosta y que todos digan de tí que eres el mejor doméstico del pelotón español. Y se puede ser gregario y dejar de serlo. "No me gusta soñar. Sé que hacía bien mi trabajo. Me he empeñado en ser el primero en pararme para dejar la bicicleta a un compañero, el primero en dar la rueda si era necesario, el primero en bajar por botellines de agua. Me he ido haciendo un hueco, no de ganador, pero sí de gregario". García Acosta se formó como ciclista sacrificándose para los demás. De aficionado trabajaba para Santi Blanco; como profesional lo ha hecho para Induráin, para Olano y para Chava Jiménez. ¿Es eso verdaderamente ser ciclista? ¿Se puede llevar esa vida sin ánimo de rebeldía? ¿Esconde todo gregario una frustración? "Puedes pensar: "me cago en diez, mira que soy tonto, siempre a la sombra de un grande". En un momento puedes pensar así, pero prefiero ser precavido, tener los pies en la tierra, pensar simplemente que por qué no puedes estar delante algún día si haces tu trabajo. De momento, seguiré siendo el que esté con el líder tratando de resolver situaciones peligrosas". García Acosta es un "bien mandado", como dicen sus directores. Y ha sabido hacerse necesario.Txente es lo que se llama un culogordo. Mide 1,86 y llegaba a pesar 83 kilos. En el ciclismo belga u holandés podría tener alguna oportunidad. En España, con ese cuerpo no ganas una carrera porque no subes un puerto en condiciones. A Txente no le sirvió de mucho ser campeón de Euskadi contrarreloj; le pusieron de gregario, y gregario se quedó. Así hasta este año, este año ha sido una revelación. A sus 26 años le ha llegado la hora.

A fuerza de verle empujar de Olano, de ser el primer español en el Mundial, de demostrar olfato para las escapadas buenas en el Tour, de subir dignamente los mayores puertos, de haber hecho buenas contrarreloj, y todo ello sin haber dejado de bajar a por agua o de haber tirado del pelotón cientos de veces, hizo pensar a sus directores que el bueno de Txente merecía algo más, que estaba empezando a convertirse en una agradable sorpresa. "Es un hombre que ha sido cada año más protagonista en el equipo. Su progresión le puede sacar de ese rol de gregario. No descarto que preparemos algunos objetivos para él", dice su director, Eusebio Unzue. Apareció en Banesto sin palmarés y de él se dijo que entraba en el equipo porque era navarro, de Tafalla, que no duraría mucho. Llegó a competir con anemia, obsesionado por la lucha contra la báscula. A nadie extrañaba porque gastaba fama de hombre duro, de esos que soportan bien el frío y el calor, de esos que no se arrugan ante la inclemencia. Logró bajar hasta los 76 kilos, pero le han pronosticado que su peso ideal puede estar en los 73.

Su carácter es duro y austero. Apenas se ha tomado 20 días de vacaciones (un breve desplazamiento de una semana al sur de España, el resto de las vacaciones las ha pasado en Tafalla) y dice que le ha costado estar "tanto tiempo" sin montar en bicicleta. No tiene un coche ostentoso, una de las primeras tentaciones en las que cae un ciclista. Vive con sus padres. Después de aprobar Historia y Química, le queda una asignatura, el inglés, para acabar Formación Profesional (mecánica). Ahorra buena parte del dinero que gana. Si hasta hizo la mili en la Cruz Roja.

Tres años después de haber llegado a Banesto nadie pone en duda su posición en el equipo. Es tan necesario en el pelotón como en la mesa a la hora de cenar. Es un hombre que hace equipo. Y ahora le han dicho que habrá días, quizás en alguna clásica, quizás en alguna pequeña Vuelta, en los que no trabaje de gregario. Se lo han dicho como se dicen las cosas en el Banesto: "Te vamos a preparar algunas cosas".

¿Sueñan los gregarios o son tan profesionales que no se lo permiten? Txente dice que no le gusta soñar, pero se aprecia la ilusión que tiene por la nueva temporada. Ha conseguido una de las cosas más difíciles en el ciclismo: alterar el rígido sistema laboral en el que se mueve un equipo.

A sus 26 años, tiene resumida su carrera en cinco álbumes llenos de recortes de prensa. Le ayuda en la tarea su novia, que ha acabado Económicas. "Mira que es feo y se ha echado la novia más guapa del pueblo", dice Unzue. Su experiencia será digna de estudio: no ha sido fácil para él aparecer en las páginas de los periódicos. Y mucho menos, ser gregario y tener la posibilidad de no serlo.

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