Detenida una pandilla juvenil que secuestraba y violaba a prostitutas en la Casa de Campo

Cuatro jóvenes de entre 19 y 23 años fueron apresados por la Guardia Civil por ser los supuestos autores de una serie de secuestros, robos y violaciones a prostitutas que trabajan en la Casa de Campo. Hasta el momento se conocen tres mujeres damnificadas, pero hay indicios de que hubo otros casos. La pandilla actuó al menos durante un año, según los datos que manejan los investigadores: una de las víctimas, que reconoció a los agresores el pasado lunes en el Juzgado de Instrucción número 2 de Móstoles, había denunciado un rapto a finales de 1997.

Un pendiente y una pinza de pelo hallado...

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Cuatro jóvenes de entre 19 y 23 años fueron apresados por la Guardia Civil por ser los supuestos autores de una serie de secuestros, robos y violaciones a prostitutas que trabajan en la Casa de Campo. Hasta el momento se conocen tres mujeres damnificadas, pero hay indicios de que hubo otros casos. La pandilla actuó al menos durante un año, según los datos que manejan los investigadores: una de las víctimas, que reconoció a los agresores el pasado lunes en el Juzgado de Instrucción número 2 de Móstoles, había denunciado un rapto a finales de 1997.

Un pendiente y una pinza de pelo hallados en el vehículo que usaban los presuntos violadores cuando los agentes de la Guardia Civil de Tres Cantos los detuvieron en Humanes el pasado domingo hace sospechar que podrían existir más víctimas, ya que los objetos no pertenecen a ninguna de las tres denunciantes.La modalidad delictiva en los tres casos conocidos fue similar, según indicaron fuentes de la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil. Los jóvenes, que se trasladaban en una furgoneta roja, se dirigían de madrugada a la Casa de Campo, esperaban a que se acercara una prostituta y la introducían por la fuerza en el automóvil. Luego se dirigían a las afueras de la ciudad, violaban a la mujer, le quitaban todo objeto de valor que llevara y la abandonaban en sitios descampados.

La clave para dar con la banda fue la llamativa furgoneta roja, marca Ford Courier, con cortinillas de tela de color marrón. Más de un mes de investigación costó dar con el vehículo, y con él cayeron los cuatro detenidos.

Todo empezó el pasado 16 de octubre, cuando una mujer de nacionalidad ecuatoriana que se dedica a la prostitución denunció en la zona de Boadilla del Monte que la habían violado repetidas veces y le habían quitado las joyas que llevaba puestas, luego de ser secuestrada en la Casa de Campo.

La mujer -cuyo nombre no ha sido facilitado- describió en detalle el automóvil y la fisonomía de sus agresores; pocos días después, los investigadores descubrieron que existía cierta conexión entre ése y otros casos anteriores. Otras dos prostitutas (una a finales de 1997 y otra a principios de este año) habían presentado denuncias parecidas ante la policía. Estas mujeres fueron citadas a declarar. Todo coincidía: la misma furgoneta, el mismo modo de actuar, características físicas similares de los delincuentes. Sólo hacía falta hallar el automóvil.

Sigilosa persecución

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Según informó ayer la Guardia Civil, se revisaron los registros de vehículos de la marca y color matriculados en Madrid, hasta que se identificó uno habitualmente utilizado por un joven domiciliado en Humanes cuyos rasgos físicos encajaban con la descripción de uno de los violadores denunciados por las tres prostitutas.Ese sospechoso fue sometido a una discreta vigilancia durante dos semanas. Se individualizó a su círculo de amigos y entre esas personas había tres que tenían características comunes al resto de los agresores. Se les tomaron fotografías y las víctimas los identificaron positivamente en todos los casos. Con estos datos, en la noche del pasado sábado la Guardia Civil ordenó iniciar el operativo para detener a los integrantes de la banda.

Los cuatro sospechosos -identificados como J.M.G., M.A.S.V., J.M.V.M. y J.F.G.R., de entre 19 y 23 años- fueron capturados por agentes durante las primeras horas del domingo. No hubo violencia y los jóvenes fueron trasladados a Móstoles.

Un día después, las ruedas de reconocimiento fueron lapidarias: las tres mujeres denunciantes distinguieron sin dudar a los cuatro agresores de entre otros desconocidos. Desde entonces los cuatro supuestos violadores pasan sus horas en prisión, mientras continúa la pesquisa. Durante el operativo del fin de semana, la Guardia Civil confiscó la furgoneta que solía utilizar la pandilla. En su interior, debajo de los asientos, hallaron parte de las joyas que habían sido sustraídas a la mujer ecuatoriana. Pero un pendiente dorado y una pinza de pelo de plástico que también estaban en el vehículo no pertenecen a ninguna de las denunciantes.

Eso servirá a la Guardia Civil para intentar encontrar otras víctimas de la banda y terminar así de esclarecer el caso. Una fuente de la Comandancia de Madrid explicó que está previsto consultar a otras prostitutas que buscan clientes en la Casa de Campo para rastrear más datos sobre los agresores.

Los investigadores creen que aparecerán más damnificadas no sólo por los elementos encontrados en la furgoneta, sino porque no consideran lógico que la pandilla no hubiera cometido delitos similares en los casi diez meses que separan la segunda y la tercera agresión conocidas.

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