Moyà pone fin a la sequía

El mallorquín supera a Kucera y gana su primer partido del año en pista cubierta

Lo que no había conseguido en cinco intentos este año, lo logró Carles Moyà en su primer partido en el Masters. Sus cinco participaciones en torneos de pista cubierta este curso se habían saldado con cinco inesperadas derrotas. Pero cuando llegó el momento más importante de la parte final de la temporada, el mallorquín no falló. Aún es una incógnita si logrará o no clasificarse para las semifinales de la competición que cierra el circuito de la ATP. Pero su debut en el Masters fue realmente esperanzador. Ayer, Moyà subió el primer peldaño en su intento de repetir las semifinales que disputó el...

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Lo que no había conseguido en cinco intentos este año, lo logró Carles Moyà en su primer partido en el Masters. Sus cinco participaciones en torneos de pista cubierta este curso se habían saldado con cinco inesperadas derrotas. Pero cuando llegó el momento más importante de la parte final de la temporada, el mallorquín no falló. Aún es una incógnita si logrará o no clasificarse para las semifinales de la competición que cierra el circuito de la ATP. Pero su debut en el Masters fue realmente esperanzador. Ayer, Moyà subió el primer peldaño en su intento de repetir las semifinales que disputó el año pasado. Ganó al eslovaco Karol Kucera, séptimo mundial, por 6-7 (5-7), 7-5 y 6-3 en dos horas y 29 minutos, y rompió una mala racha que ya se prolongaba en exceso.No fue la suya una victoria sencilla. Los dos jugadores se plantaron en el fondo de la pista en las primeras fases del partido y ahí la batalla se alargaba y se enmarañaba. Tanto Moyà como Kucera son jugadores formados en las lentas pistas de tierra batida y, como consecuencia, son sólidos jugadores de fondo. El desgaste fue brutal para los dos en las dos primeras mangas, que se decidieron tras una lucha cerrada en un desempate y un break en última instancia que permitió al español seguir vivo en el partido (7-5 en la segunda manga).

Aunque ambos son buenos restadores, fueron los servicios los que fueron determinando el desarrollo del encuentro. Al margen de dos roturas iniciales en el primer y segundo set, cada jugador fue anotándose su saque con cierta comodidad. No abundaron en este tramo las bolas de rotura (break-points). Las únicas que se produjeron fueron dos favorables al mallorquín en el undécimo juego de la manga inicial, y otra también de Carles en el juego que acabó cerrando la segunda manga.

Fueron estas circunstancias las que obligaron a los dos jugadores a realizar un planteamiento más agresivo en el set que decidiría el partido. Y fue allí, precisamente, donde Moyà demostró que su juego se mantiene en constante evolución. Hace un año, tras derrotar a Sampras en su partido inicial, al mallorquín le faltó mentalidad ofensiva para aprovechar sus oportunidades frente a Kafelnikov en las semifinales. Este año, en cambio, fue en aquellos momentos cuando más y mejor atacó. Moyà ganó el partido en la red, porque con su nueva actitud no sólo se adjudicó puntos trascendentales, sino que presionó de tal forma a su rival que le llevó a cometer muchos más errores de los habituales en él. El mallorquín se colocó con 3-0 en la manga decisiva. Y aunque perdió su saque en el quinto juego -donde se negó al simple intercambio desde el fondo y fue quien más riesgos tomó-, logró luego la rotura decisiva en el octavo juego (5-3).

"Ya sé que mi volea aún no es muy buena", confesó Moyà minutos después del partido ante las cámaras de Eurosport en una entrevista en la que participaron Emilio Sánchez y Pat Cash. "Pero decidí que si moría lo haría matando en la red. Me esfuerzo por ser agresivo en este tipo de pistas. Estoy trabajando mucho estos aspectos de mi juego", agregó. Su cambio mental ha sido apreciado no sólo por sus rivales, sino también por buena parte de los medios de comunicación, que han dejado de tildarle de especialista de tierra batida. "El año que viene irás ya a ganar en Wimbledon", cerró la entrevista televisiva el australiano.

Tal vez su apreciación fue excesiva. Está por ver. Pero hoy habrá ocasión de comprobar hasta dónde llegan los progresos de Moyà. Hoy saldrá de nuevo a la pista para enfrentarse al número uno del mundo, Pete Sampras. "Intentaré ganarle para no dejar mi suerte pendiente del último partido", señaló Carles. Hasta el momento, están empatados a una victoria en sus enfrentamientos anteriores. Sampras le ganó en la final del Open de Australia del año pasado y Moyà en su debut en el Masters.

Pero esta vez la motivación del estadounidense es muy especial porque se está jugando nada menos que un récord que él mismo considera inigualable: ser número uno del mundo por sexta vez consecutiva. Ayer, en su primer partido, Sampras ya dejó claro que no está para tonterías. Ha venido a ganar y lo acreditó acribillando al ruso Yevgeny Kafelnikov en la primera manga y derrotándole en dos, tras mantener siempre el partido bajo control, por 6-2 y 6-4. El poder de su servicio quedó patente en la primera manga, en la que cedió sólo dos puntos en los juegos en que sacó. No dio opciones a Kafelnikov y le convirtió incluso en un jugador vulgar. Pero no escondió, después, cierta decepción porque todo su esfuerzo por batir un récord de leyenda no atrae la atención de sus compatriotas. "No entiendo por qué no hay prensa estadounidense aquí, y menos sabiendo que la NBA está parada", confesó ayer en público.

Marcelo Ríos, en cambio, comprometió sus posibilidades de desbancar a Sampras como número uno del mundo al perder ayer su primer partido del Masters, en el otro grupo, frente al británico Tim Henman por 7-5 y 6-1 en una hora y ocho minutos.

Para hoy están previstos los siguientes encuentros: Corretja-Agassi, Moyà-Sampras y Kucera-Kafelnikov.

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