Francia aprueba el proyecto de ley antidopaje y abre la vía penal

La Asamblea francesa aprobó ayer, en primera lectura, casi sin oposición, el proyecto de ley contra el dopaje que persigue severamente a todos aquellos que suministren drogas a los deportistas o les inciden a su consumo. Se abre el camino de la vía penal y sobre las consecuencias de esta línea fue ya sintomático ayer mismo que en la elección para la ciudad sucesora de Sevilla el 2001 en la organización de los Mundiales de atletismo, París no lograra ni un voto. Ganó Edmonton (Canadá), con 22, ante Stanford (EUUU), 2. El miedo a competir en Francia está confirmado.

El texto, que instaura...

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La Asamblea francesa aprobó ayer, en primera lectura, casi sin oposición, el proyecto de ley contra el dopaje que persigue severamente a todos aquellos que suministren drogas a los deportistas o les inciden a su consumo. Se abre el camino de la vía penal y sobre las consecuencias de esta línea fue ya sintomático ayer mismo que en la elección para la ciudad sucesora de Sevilla el 2001 en la organización de los Mundiales de atletismo, París no lograra ni un voto. Ganó Edmonton (Canadá), con 22, ante Stanford (EUUU), 2. El miedo a competir en Francia está confirmado.

El texto, que instaura la formación de un Consejo de Prevención y de Lucha contra el Dopaje (CPLD), sitúa a los médicos en el centro mismo de las responsabilidades. "Todo médico que descubra signos de dopaje durante la supervisión médica de un deportista estará obligado a revelarlo", se indica en una de los artículos aprobados ayer. El hecho de que las únicas abstenciones correspondieran a los diputados del RPR partidarios de un texto más duro, da cuenta de la sensibilidad que el asunto del dopaje despierta hoy día en la sociedad francesa. Ayer mismo, el semanario Le Nouvel Observateur abría sus páginas con la noticia de que cinco corredores ciclistas franceses del Tour fallecieron entre 1975 y 1995 de infarto de miocardio o de accidente vascular antes de cumplir los 45 años. El escándalo del dopaje destapado en el último Tour ha precipitado notablemente la reacción francesa.Para la ministra de Deportes, Marie-Georges Buffet, empieza ahora una verdadera carrera parlamentaria contra el reloj. Pese a las dificultades que presenta el calendario legislativo, sumamente cargado, la ministra comunista quiere que el proyecto pase nuevamente al Senado y vuelva a la Asamblea para su aprobación definitiva a la mayor brevedad.

La cita que los ministros de Deportes tienen el 1 de febrero en Lausana (Suiza) debe permitirle a la ministra constatar el grado de apoyo internacional con que cuenta su proyecto de ley. La reunión puede ser trascendental para la iniciativa francesa toda vez que antecede a la siguiente cita del Comité Olímpico Internacional. Precisamente, durante el debate parlamentario, el antiguo ministro de Deportes Alain Calmat criticó airadamente al presidente del COI, Juan Antonio Samarach, a quien corresponsabilizó de que la situación haya llegado a los niveles actuales. "Es necesario que apoye la causa sinceramente o deje su puesto a personas con más determinación", indicó el diputado socialista y ex campeón de patinaje artístico, tras subrayar que la "política ultraliberal del COI ha tenido efectos desastrosos en la salud de los deportistas en la medida en que aumentaban los beneficios extraídos sobre sus espaldas". Guy Drut, miembro del COI y también ex ministro, le increpó diciéndole que si le diría eso a Samaranch a la cara. Lo que no le aclaró es que el COI no tiene tanta potestad para controlar a las federaciones internacionales en la lucha contra el dopaje, porque son organismos independientes.

El proyecto francés otorga al Consejo de Prevención y Lucha contra el Dopaje (CPLD), un organismo independiente del Ejecutivo compuesto por magistrados, médicos y científicos, poderes determinantes en la investigación y en la reclamación de sanciones a la distintas federaciones deportivas. Aquellas federaciones que se muestren remisas a aplicar las sanciones o den prueba de laxitud podrán ser desautorizadas por el Gobierno y sancionadas con multas de 100.000 francos (2,5 millones de pesetas. El CPLD albergará en su seno una comisión médica que se encargará de recoger la denuncias de sus colegas. Los médicos deberán dar cuenta de los casos dopaje que detecten y establecer su gravedad según un baremo de uno a tres pero no tendrán necesidad de establecer el diagnóstico o marcar tratamiento a seguir. La comisión médica puede prescribir la interrupción de la actividad deportiva. La filosofía de la ley descansa en la consideración de que el dopaje es contrario a la salud y que hay que proteger a los deportistas "incluso contra su voluntad si es preciso". En lo que se refiere a los médicos, se subraya que el dopaje "es el ejercicio ilegal de la medicina" y se justifica la obligatoriedad de denunciar esas prácticas so pena de incurrir en el delito de "no asistencia a persona en peligro". Aquellos que no se atengan a la ley podrán ser sancionados también por la vía disciplinaria a través de su colegio profesional.

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