Los socialistas retrasan el acuerdo electoral con Nueva Izquierda

Se entienden de maravilla. Pero sólo en lo etéreo, en lo que no cuesta ni un duro ni un voto. El PSOE y Nueva Izquierda están cada vez más cerca de un acuerdo en torno a un manifiesto electoral. Ahí, una piña. Pero están cada vez más lejos en los criterios para ir juntos en las candidaturas de los próximos comicios. Como en la sopa de don Pablos, así en el guiso electoral: agua caliente y escasa sustancia.No consiguió ayer Diego López Garrido, secretario general de Nueva Izquierda, arrancar a los socialistas el más mínimo compromiso para que acepten a su partido como socio en las eleccione...

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Se entienden de maravilla. Pero sólo en lo etéreo, en lo que no cuesta ni un duro ni un voto. El PSOE y Nueva Izquierda están cada vez más cerca de un acuerdo en torno a un manifiesto electoral. Ahí, una piña. Pero están cada vez más lejos en los criterios para ir juntos en las candidaturas de los próximos comicios. Como en la sopa de don Pablos, así en el guiso electoral: agua caliente y escasa sustancia.No consiguió ayer Diego López Garrido, secretario general de Nueva Izquierda, arrancar a los socialistas el más mínimo compromiso para que acepten a su partido como socio en las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Como socio, está aceptado; otra cosa es que ese reconocimiento político le sitúe al mismo nivel que la formación que, hoy por hoy, es la cara de la oposición.

Las delegaciones de Nueva Izquierda y del PSOE hablaron ayer largo y tendido. Pero los socialistas se negaron a asumir que la conversación recayera en lo que Nueva Izquierda pretende: abrir los criterios para que las candidaturas puedan hacerse en común.

Lo más que la delegación de Nueva Izquierda consiguió fue la promesa de que la posibilidad de concurrir juntos a las elecciones sea estudiada por el Consejo Territorial del PSOE, órgano del que forman parte los barones y que se reunirá el próximo lunes.

Tampoco es que sea una decisión como para echar cohetes. Pocos dirigentes regionales del PSOE apuestan por la coalición como fórmula electoral. La mayoría prefiere aceptar en sus listas algún dirigente de relumbrón de Nueva Izquierda, pero sin que eso les obligue a modificar sus candidaturas ni en la cabecera ni en la composición misma de las listas.

A lo largo de la próxima semana se reunirán también López Garrido y Joaquín Almunia con el fin de acercar posiciones. En lo político hay escasas diferencias. En la práctica es mucho más complicado unificar criterios. Los socialistas no quieren desplazar a su gente para dar entrada a candidatos a los que les une, en la mayoría de los casos, muy poco. Ése es el tema.

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