La frustración de la selección
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Las palabras del técnico de la selección española, José Antonio Camacho -que le ha señalado entre sus predilectos-, pueden ser uno de los mejores estímulos para un futbolista que intenta que su carrera no se atenga al guión clásico del auge y la caída. Porque Clemente le ignoró casi siempre -sólo jugó ocho partidos con la selección, y ninguno en torneos importantes- y esa ausencia del escaparate internacional acabó convirtiéndose en uno de sus mayores motivos de frustración. Los clásicos cenizos que sospechan del talento por sistema le achacaban falta de carácter, aludían a su físico frágil o a su incorregible timidez. Pero a estas alturas casi nadie puede negar que entre 1992 y 1995 -los años dorados del Superdepor- Fran fue uno de los mejores futbolistas de España, sino el mejor en momentos determinados. Y Clemente, por una de esas extrañas manías que le han terminado hundiendo, prescindió de él en todas las grandes ocasiones, incluido el Mundial de Estados Unidos.