Los representantes del PSPV aseguran que los candidatos del PP son difícilmente consensuables

Los tres representantes del PSPV en las negociaciones con el Partido Popular para designar a los primeros 21 miembros de la Acadèmia Valenciana de la Llengua aseguraron ayer que los nombres que se les presentaron el pasado lunes eran "difícilmente consensuables" y atribuyeron a Francisco Camps, consejero de Educación y Cultura, la ruptura del diálogo. El ex rector Ramón Lapiedra y los dos más altos dirigentes del Institut Interuniverstari de Filologia Valenciana, Antoni Ferrando y Rafael Alemany, puntualizaron ayer, por escrito, las informaciones sobre el desarrollo de la negociación.

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Los tres representantes del PSPV en las negociaciones con el Partido Popular para designar a los primeros 21 miembros de la Acadèmia Valenciana de la Llengua aseguraron ayer que los nombres que se les presentaron el pasado lunes eran "difícilmente consensuables" y atribuyeron a Francisco Camps, consejero de Educación y Cultura, la ruptura del diálogo. El ex rector Ramón Lapiedra y los dos más altos dirigentes del Institut Interuniverstari de Filologia Valenciana, Antoni Ferrando y Rafael Alemany, puntualizaron ayer, por escrito, las informaciones sobre el desarrollo de la negociación.

Camps, Joaquín Calomarde (vocal del Consell Valencià de Cultura) y el escultor Ramón de Soto se sentaron a la mesa el pasado lunes tras una reunión previa a última hora del domingo frente a Lapiedra, Ferrando y Alemany. Los tres representantes socialistas remitieron el martes una carta a Joan Romero, secretario general del PSPV - nota que se difundió ayer- en la que puntualizan algunas informaciones publicadas en torno al contenido de las conversaciones. A lo largo de la mañana del lunes el diálogo se desarrolló "siempre en un tono amable y distendido y con progresos evidentes", según los representantes del PSPV, que expresan su sorpresa por la repentina decisión del consejero de Educación de suspender el diálogo a las dos de la tarde. Los delegados del PP pusieron sobre la mesa en primer lugar, siempre según la misiva dirigida a Romero, el nombre de Manuel Tarancón, presidente de la Diputación de Valencia, como futuro presidente de la entidad normativa, iniciativa sobre la que los representantes del PSPV no se pronunciaron "en ningún momento". Los socialistas entregaron el 2 de septiembre los nombres de 10 candidatos que los populares deben complementar con los restantes 11 miembros de la Acadèmia, de los cuales al menos cuatro constituirían el núcleo duro de la institución de acuerdo con el dictamen al respecto del CVC. Los acuerdos alcanzados para salvar la aprobación de la ley establecían que 15 componentes de la nueva entidad, los 10 presentados por los socialistas y cinco por los populares, serían los candidatos de consenso. Los seis restantes serían de libre designación del presidente de la Generalitat para satisfacer las exigencias, entre otros, de sus socios de gobierno de Unión Valenciana. Intervención de Grisolía Según el escrito, los populares exigieron a los representantes del PSPV que se pronunciaran sobre la idoneidad de cinco nombres sin ocasión de conocer los restantes candidatos, a pesar de que Santiago Grisolía, presidente del CVC, solicitó que se concretara el conjunto de la propuesta. Los delegados socialistas aseguran que los populares reiteraron su exigencia para que fuera aprobada en su globalidad una oferta de cinco nombres aunque algunos de ellos no se ajustaran a los requisitos establecidos por la ley de creación de la Acadèmia que exige que 14 miembros tengan una "acreditada competencia científica y académica", más allá del respeto que puedan haberse ganado como expertos en otros campos. Llegado ese punto en las conversaciones, Lapiedra, Ferrando y Alemany aseguran: "Aunque nuestra presentación como independientes estaba destinada a facilitar el entendimiento, se nos confiesa reiteradamente la dificultad que tenía la delegación del PP para llegar a acuerdos con representantes de la Universidad". Y explican que se mantuvieron firmes en la necesidad de ajustarse a la disposición transitoria de la norma que regula el perfil que deben reunir los componentes de la Acadèmia Valenciana de la Llengua y que fue aprobada en las Cortes por populares y socialistas con el apoyo de Nova Esquerra, grupos que suman una amplísima mayoría. Los representantes socialistas concluyen la misiva expresando cierta perplejidad hacia la posición de sus interlocutores: "Nos sorprendió que se nos presentaran como de consenso unos nombres difícilmente consensuables por el PSPV por su condición, en contraste con el discurso oficial según el cual la creación de la AVL pretende despolitizar el tema de la lengua. También nos sorprendió el cambio abrupto de estrategia, respecto a la candidatura a presidente del señor Tarancón, que adoptó la representación del PP, hacia las 13.00 horas, después de unas consultas externas, cuando de hecho no nos habíamos pronunciado sobre la cuestión. Y no nos explicamos la rotunda negativa de la delegación del PP a poner sobre la mesa los otros seis nombres". Las conversaciones se interrumpieron apenas una hora después sin acuerdo.

Camps y la intrahistoria

El consejero de Educación y Cultura, Francisco Camps, se mostró sorprendido por la difusión de la carta personal a Joan Romero, secretario general del PSPV, firmada por los tres delegados socialistas en las negociaciones para definir la composición de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, en la que explican su percepción de las conversaciones desarrolladas el pasado lunes. Camps atribuyó a una decidida voluntad obstruccionista el hecho de que el documento circulara ayer por los pasillos de las Cortes al alcance de cualquiera. Camps se negó a ofrecer comentarios oficiales sobre el contenido de la misiva, pero no pudo dejar de bromear al respecto para ocultar su indignación. El responsable de Cultura dibujó una escena de las conversaciones en la que demostró auténticas dotes como guionista cómico. Pero cambió el tono rápidamente para denunciar la falta de seriedad de sus interlocutores al hacer de dominio público el contenido de unas negociaciones con un grado de detalle que consideró carente de sentido a estas alturas del último acto del histórico acuerdo sobre la lengua. El responsable de Educación aludió a la necesidad de guardar celosamente los detalles de la "intrahistoria" de las negociaciones para conseguir que lleguen a buen puerto y se preguntó reiteradamente por el grado de credibilidad que los periodistas otorgaban a la carta frente a su comedido discurso en favor del diálogo y las bondades del acuerdo. Pero al margen de sus bromas y quejas, Camps se negó a entrar en el contenido del documento y se remitió a la posición que había expresado el martes como representante del Consell en favor de una estricta lectura de la ley.

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