El Tau se funde en Estambul

El Tau no fue ayer un equipo digno de jugar la Euroliga. Manchó su propio nombre en una cancha donde el temido público no necesitó recurrir a su capacidad intimidatoria porque no había rival. La derrota final por 21 puntos era asumible de antemano por el equipo de Vitoria, incluso lógica. Pero no la forma en que se produjo, tan humillante y con tanta falta de espíritu por parte del Baskonia.Hoy por hoy, los dos equipos juegan en dos galaxias diferentes. Los turcos gravitan por la Liga de las estrellas y los millones de dólares. Tres de sus figuras jugaban, y algunos brillaban, en la NBA hace p...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Tau no fue ayer un equipo digno de jugar la Euroliga. Manchó su propio nombre en una cancha donde el temido público no necesitó recurrir a su capacidad intimidatoria porque no había rival. La derrota final por 21 puntos era asumible de antemano por el equipo de Vitoria, incluso lógica. Pero no la forma en que se produjo, tan humillante y con tanta falta de espíritu por parte del Baskonia.Hoy por hoy, los dos equipos juegan en dos galaxias diferentes. Los turcos gravitan por la Liga de las estrellas y los millones de dólares. Tres de sus figuras jugaban, y algunos brillaban, en la NBA hace pocos meses. El Tau se arrastra -al menos ayer se arrastró- por un callejón sin salida. Ha perdido calidad interior y confianza en sus hombres exteriores con respecto a la temporada pasada, lo cual implica sumar derrotas.

El Fenerbahce abusó y el equipo de Sergio Scariolo tembló de miedo. Le faltó atrevimiento, orgullo y rabia. No aguantó ni un solo minuto. De entrada encajó un parcial demoledor: 15-4. Fue una avalancha de talento ofensivo de los turcos, dirigidos, liderados y sometidos a la tiranía anotadora de Abdul-Rauf, una estrella en la NBA y un dios en Estambul. Él y Kutluay, la figura local, se bastaron para masacrar el aro vitoriano.

Pero el Tau ni siquiera trató de buscar defectos al Fenerbahce, que los tiene. El equipo de Estambul posee tanta vocación ofensiva en que descuida el aro propio. Ahí Scariolo naufragó. Jamás se puede jugar contra un conjunto talentoso a un intercambio de canastas, y lo hizo. Planteó el partido a expensas de las maniobras de los turcos. Renegó de la defensa y pronto lo dio por imposible.

Archivado En