FÚTBOL COPA DE LA UEFA

La Real estuvo inteligente y caritativa

Los donostiarras hacen añicos al Sparta y convierten la eliminatoria en un trámite feliz

El fútbol tiene tanto que agradecer a los goleadores y sus ingenieros como a los malos defensores. La Real Sociedad sobrevivió por ellos y el Sparta simuló 45 minutos ser un equipo de fútbol también por estos últimos.Cuando la defensa flaquea el fútbol resulta más imprevisible y más proclive a la plasticidad. La flaqueza defensiva del Sparta (reconocida por su entrenador en los días previos) resultó casi infantil: lentos y fácilmente descolocables con un ejercicio de tobillo, acompañados por un guardameta estático y muy proclive a ver el juego desde la línea de gol: una antigualla pese a sus 2...

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El fútbol tiene tanto que agradecer a los goleadores y sus ingenieros como a los malos defensores. La Real Sociedad sobrevivió por ellos y el Sparta simuló 45 minutos ser un equipo de fútbol también por estos últimos.Cuando la defensa flaquea el fútbol resulta más imprevisible y más proclive a la plasticidad. La flaqueza defensiva del Sparta (reconocida por su entrenador en los días previos) resultó casi infantil: lentos y fácilmente descolocables con un ejercicio de tobillo, acompañados por un guardameta estático y muy proclive a ver el juego desde la línea de gol: una antigualla pese a sus 24 años. La Real Sociedad, que se presentó en sociedad con orden y concierto, comenzó con prontitud a sucumbir a los balones cruzados: otro elemento que desacredita la hoja de servicios de una línea defensiva que se precie. Cuando zurció el agujero, el partido fue un recreo. Pero las cosas no suceden porque sí. En ambas cuestiones intervinieron dos futbolistas tan distintos como singulares. En la Real Sociedad, Kovacevic, un depredador igual de fornido que de inteligente. En cada acción tambaleó a sus oponentes y a la primera inventó el gol donde no lo había y desacreditó para siempre a sus marcadores. Luego les dictó una lección de cómo se marca un gol de cabeza como mandan los cánones. En el Sparta, Cizek, un jugador con tantos acentos futbolistos como su apellido en checo y con un toque en su pie izquierdo que llenó de dudas a la zaga donostiarra.

SPARTA PRAGA 2

REAL SOCIEDAD 4Sparta Praga: Postulka; Svoboda (Papuosek, m. 80), Hornak, Votava, J. Novotny, P. Novotny; Hasek, Straceni, Cizek; Lokvenc y Siegl. Real Sociedad: Alberto; Fuentes, Loren, Pikabea, Aranzabal; Kühbauer, Gómez, Sa Pinto, De Pedro; Aldeondo (Mutiu, m. 79) y Kovacevic (De Paula, m. 89). Goles: 0-1. M. 6. Kovacevic aprovecha el resbalón de dos defensores.1-1. M. 30. Cizez bate a Alberto tras ejecutar un libre directo.2-1: M. 39. Lokvenc marca de tiro raso.2-2. M. 47. Aldeondo. 2-3. M. 57. Cabezazo impecable de Kovacevic. 2-4. M. 82. Mutiu habilita a De Pedro que marca de tiro cruzado. Árbitro: Leif Sundell, sueco. Expulsó a Pavel Novotny por doble amonestación y mostró tarjeta amarilla a Pikabea, Kühbauer. Unos 8.000 espectadores en el estadio Letna de Praga.

En cualquier caso, había una cierta distancia entre ambas situaciones. A la Real le afeaba el traje una sola mancha, la pierna de Cizek y las apariciones del gigantón Lokvenc. Al Sparta no le llegaba el aliento para limpiar el traje con alguna cordura. Cuando la Real ajustó el motor se llevó el partido en el bolsillo. Primero por el empate de Aldeondo que le quitó el miedo. Luego por la expulsión de Pavel Novotny que dejó al Sparta hecho un guiñapo. El Sparta es poco espartano, su moral se resquebraja con facilidad y la Real Sociedad disfrutó de un pasillo tan alfombrado que le dió miedo incluso tamaña generosidad.

Entonces desató todo el futbol de que es capaz: resucitó Sa Pinto, genial como habilitador de jugadas, apareció Kühbauer, hasta enconces adormilado en un costado del campo, y sobre todo Loren dio la orden de que aquello del principio no podía seguir igual.

Hasta el gol de Aldeondo, la Real tuvo el miedo en el cuerpo. Después, desatado de convencionalismos redujo al Sparta de Praga a la mínima expresión.

Casi daba pena asistir a tanta desigualdad, tanto fracaso defensivo de un equipo que el año pasado jugó la Liga de Campeones y representa a una ciudad imponente. Extrañamente, desconocía a la Real Sociedad: nunca entendió su juego.

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