VUELTA 98

El felino Jalabert se viste de amarillo

El ciclista francés se aprovecha de las bonificaciones para tomar el liderato

Laurent Jalabert ya tiene el timón de la Vuelta. Era de prever. Llegó a la ronda española dispuesto a probar desde el primer kilómetro a sus más directos rivales. La estrategia empleada era nueva: sumar los máximos segundos de las bonificaciones en las metas volantes y en las llegadas que la prueba otorga durante la primera semana. Lo hizo en Córdoba. Y en Cádiz. Repitió ayer, en la etapa con llegada a Estepona, y se vistió de líder. Jalabert se bastó para arrañar cinco segundos en las metas volantes y arrebatar el jersey amarillo a Marcus Zberg.Sólo dos segundos de ventaja sobre el suizo -sum...

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Laurent Jalabert ya tiene el timón de la Vuelta. Era de prever. Llegó a la ronda española dispuesto a probar desde el primer kilómetro a sus más directos rivales. La estrategia empleada era nueva: sumar los máximos segundos de las bonificaciones en las metas volantes y en las llegadas que la prueba otorga durante la primera semana. Lo hizo en Córdoba. Y en Cádiz. Repitió ayer, en la etapa con llegada a Estepona, y se vistió de líder. Jalabert se bastó para arrañar cinco segundos en las metas volantes y arrebatar el jersey amarillo a Marcus Zberg.Sólo dos segundos de ventaja sobre el suizo -sumó uno ayer de bonificación- le otorgan llevar el premio de la preciada vestimenta. Suficientes. Jalabert ya tiene, en tres jornadas, la carrera que quería. Él de líder y, ahora, que se espabilen los demás. Ni siquiera sacó a relucir sus antiguas dotes de sprinter. En Estepona, aún yendo Jalabert situado en el grupo de cabeza, no arriesgó y dejó que el estón Jann Kirsippu, del Casino, se llevara el premio de la jornada. El parte global de batalla fue parecido a la preparación de un felino cuando se prepara para cazar la presa. Salida disparada, a toda velocidad, sin descanso hasta alcanzar el objetivo. El grupo salió disparado, de la mano de Virenque y Blanco. Curioso, dos escaladores. Puesta la quinta velocidad, el pelotón no se arrugó. El promedio horario era vertiginoso: primeros 96 kilómetros en dos horas. A toda pastilla. Vicario, del Estepona, pedaleaba en solitario. Llegaba a la localidad que copatrocina a su equipo e intentó lo imposible.

Ninguna preocupación en el gran grupo. Jalabert da el primer zarpazo y arranca un segundo en la meta volante de Algeciras. El viento aparece. Estaba previsto. Es la zona de Tarifa. El viento de popa resulta un aliado para los corredores. La tensión aumenta por el fuerte ritmo impuesto. Hay miedo a los temibles abanicos.

Éstos aparecen pasada la Línea de la Concepción. La ONCE da la orden y Zarrabeitia provoca un abanico y el corte está hecho. Los favoritos, atentos, se meten en el grupo. Están Jalabert, como no, Clavero, Dufaux, Frattini, Escartín, Olano, Plaza, Galdeano, Hvastija, Dierckxens y Aerts. Zülle no está. El suizo no pierde los nervios y ordena a sus hombres reagruparse y tirar con fuerza. La caza se acaba a falta de 11 kilómetros. Han sido 28 de autovía. Consecuencia de estos altos vuelos, Paolo Lanfranchi (Mapei) dice adiós a la Vuelta por una espectacular caída. No tiene fortuna el equipo italiano que se queda sin sus máximos exponentes tras el abandono de Vandenbroucke, el primer día, y la ausencia de Tonkov. Camenzind, el sustituto del ruso, atacó. No pudo, exhausto, con los últimos cien metros. Sí pudo, Kirsipuu. El estón consiguió así su primera victoria en una gran ronda. Y Jalabert, el liderato.

No acabó aquí la actuación de Jalabert. El campeón francés se enfrentó a los árbitros de la UCI en la posterior conferencia de prensa. Los jueces de la Vuelta se personaron en la sala de prensa con la intención de que Jalabert se retractase de sus declaraciones a un diario deportivo espanol en que tildaba a la UCI de "dictadura". No sólo no lo desmintió, sino que se reafirmó delante de los jueces de su declaración. "La UCI es una dictadura", dijo. "Siempre te dicen lo que tienes que hacer. Estoy harto".

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