FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Hesp salva al Barcelona

Los jugadores azulgrana sufrieron grandes apuros ante el Racing

Un punto y dando gracias al cielo. El Barça dilapidó anoche la autoridad moral del doblete. El empate sabrá a gloria a los azulgrana, que acabaron jugando con 10. La Supercopa perdida ante el Mallorca sembró de dudas al equipo de Van Gaal y la Liga no hizo más que agigantarlas. Es este un equipo sin cuerpo ni alma, desconocido, que parece haber perdido el control, que da la impresión de estar inmerso en un galimatías y que ayer se limitó a chutar tres veces a puerta. Triste papel. El Racing tuvo la victoria en sus manos hasta el último instante pero ayer sus delanteros no tuvieron su día: acus...

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Un punto y dando gracias al cielo. El Barça dilapidó anoche la autoridad moral del doblete. El empate sabrá a gloria a los azulgrana, que acabaron jugando con 10. La Supercopa perdida ante el Mallorca sembró de dudas al equipo de Van Gaal y la Liga no hizo más que agigantarlas. Es este un equipo sin cuerpo ni alma, desconocido, que parece haber perdido el control, que da la impresión de estar inmerso en un galimatías y que ayer se limitó a chutar tres veces a puerta. Triste papel. El Racing tuvo la victoria en sus manos hasta el último instante pero ayer sus delanteros no tuvieron su día: acusaron una aguda miopía -Hesp también estaba ahí- ante puerta.Fue un Barça patético. Acabó agotado, acorralado, rezando porque el reloj corriera deprisa. Tiene suerte Van Gaal de que haya un parón en la Liga. Le queda un trabajo casi eterno. Ayer, de entrada, alineó a un equipo en el que no cree: Kluivert aterrizaba anoche a Barcelona como fórmula milagrosa de última hora y el central Pellegrino veía solo el partido por televisión. Tanto trabajo de pretemporada para no poder contar el primer día ni con la cerradura ni con la llave del Barça. Y ni siquiera ninguno de los dos podrá jugar en la Liga de Campeones. No perdonarán tanto ni el Manchester ni el Bayern en Europa. El Barça sobrevivió en la primera mitad. Volvió a ser el equipo paralizado, estancado y sin ideas. Muy similar al que perdió la Supercopa ante el Mallorca y que había encadenado cinco partidos sin ganar. No ofreció mejora alguna. Como si estuviera bloqueado. Tuvo el balón, pero su fútbol se volvió a ahogar en el corazón del campo. Un dominio yermo. Giovanni volvía a estar lento, Rivaldo desaparecido y Cocu, perdido. Figo aparecía como el único capaz de tirar el equipo. Pero sus acciones acababan siempre muriendo. Luis Enrique pierde como delantero su capacidad de llegada, su mejor virtud, y quedaba terriblemente solo en el área envuelto en cinco defensas. Ceballos tuvo un partido tranquilo: el Barça no chutó hasta el minuto 30, cuando Giovanni paró un balón con el pecho y probó suerte con una vaselina. Luego repitió otro disparo más. No ofreció el Barça mayores argumentos ofensivos.

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Bien plantado atrás, con Víctor como media punta y el ruso Bestchansykh como hombre más adelantado, el Racing buscó el contraataque aprovechando los enormes espacios que deja atrás la zaga azulgrana. Con orden, con las ideas claras, se dedicó a esperar y se creció ante la clamorosa inoperancia del Barça. Munitis ya estuvo a punto de marcar en una melé y el ruso poco después acabó por romper el juego.

Corría el minuto 30 cuando Bestchansykh dejó atrás a Cocu, se metió sólo en el área y Hesp le derribó. El Sardinero reclamó penalti pero el árbitro no lo vió. La jugada acabó por despertar definitivamente al Racing, que acabó acorralando al Barça. Chutó Ismael, Neru falló a bocajarro y solo ante Hesp y el ruso desperdició otro par de ocasiones más. El descanso acabó por liberar a los azulgrana.

Van Gaal corrigió su táctica y realizó un cambio revelador: dejó en banquillo a Celades, el teórico cerebro del equipo, el hombre encargado de hacer de Guardiola, para alinear a Zenden. Posiblemente, la prueba más evidente de que el Barça naufragaba. Pero el esquema se desplomó en dos minutos: Nadal fue expulsado por doble amonestación y el Barça se quedó con 10. Sólo Figo volvió a disparar y Rivaldo estuvo a punto de rematar un centro de Giovanni. El resto fue un festival cántabro. Las ocasiones del Racing se sucedieron en cascada a un ritmo vertiginoso. Munitis, Víctor, Geli tuvieron muy cerca el gol. Pero Hesp ayer estuvo tan sólido como desafortunado el olfato del Racing. La actuación de Hesp mereció un punto y aparte. Fue el salvador del equipo, muy inspirado ante remates que sonaban a gol. El público se echó varias veces las manos a la cabeza: era increíble cómo el guardameta azulgrana era capaz de neutralizar tantos remates a bocajarro. La actuación de Hesp recuerda al arranque de temporada del pasado año: es, posiblemente, el único síntoma que puede aliviar a la afición culé.

Quedaban sólo dos opciones: que el Racing encontrara puerta, que Hesp dejara de ser inviolable, o que el Barça resistiera la embestida final. Y lo logró. Van Gaal ha ganado el tiempo que quería: un par de semanas hasta el próximo partido. Tiene que empezar otra vez a coger su famoso bloc de notas, hacer tachones y ponerse a trabajar. Lleva el Barça ya seis partidos sin ganar. Un síntoma evidente de que algo no marcha. Al final, un punto y un suspiro de alivio. El Racing fue despedido con una ovación.

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