TOUR 98

El pelotón tiene ganas de marcharse

Triunfa una escapada de 13 corredores a poco de tomarse la salida

La carrera hacia París es un sin sentido, pero se trata de salvar lo que queda de este Tour difícil de olvidar. Entre el patrimonio que ha sobrevivido está la figura de Pantani, desde luego, y su derecho irrenunciable a llegar de amarillo a París. Sus exhibiciones en la montaña, su forma de romper la carrera, quedarán para los libros. También Ullrich, su víctima. Y poco más. El desfile hacia los Campos Eliseos es un trayecto triste y cariacontecido, aún no recuperado el pelotón de los efectos del escándalo. Necesariamente tiene que haber un después, pero nadie tiene una propuesta en la mano. L...

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La carrera hacia París es un sin sentido, pero se trata de salvar lo que queda de este Tour difícil de olvidar. Entre el patrimonio que ha sobrevivido está la figura de Pantani, desde luego, y su derecho irrenunciable a llegar de amarillo a París. Sus exhibiciones en la montaña, su forma de romper la carrera, quedarán para los libros. También Ullrich, su víctima. Y poco más. El desfile hacia los Campos Eliseos es un trayecto triste y cariacontecido, aún no recuperado el pelotón de los efectos del escándalo. Necesariamente tiene que haber un después, pero nadie tiene una propuesta en la mano. La prioridad es acabar cuanto antes, dar cuenta del protocolo, y marcharse. Marcharse lejos, si eso es posible.La carrera no está adulterada, pero está afectada por los acontecimientos. No sólo porque se haya rebajado la cifra de 100 corredores, sino porque se entiende que no es posible establecer una batalla limpia y leal con todo lo que ha caído sobre el pelotón. Acaso porque es un compromiso irrenunciable, habrá que competir en la contrarreloj de hoy. Se entiende como lícito que Ullrich trate de arrebatarle el segundo puesto a Julich, pero nadie interpreta que en el ánimo del alemán esté intentar, por muy difícil que parezca, el asalto al liderato. El triunfo final de Pantani se ha aceptado sin discusión.

Por ese motivo, la mayoría de los equipos italianos decidieron no abandonar la carrera. Para no dejar solo a Pantani. Corren por un sentido patriótico de la solidaridad, pero no porque no entiendan que seguir compitiendo en las condiciones actuales se hace muy difícil. Y por eso pasan las cosas que pasan: la primera escapada, en cuanto se juntaron 13 corredores para jugarse la etapa, resultó un éxito. No hubo más ganas de pelea en el pelotón: nadie quiere alterar los hechos.

Los 13 escapados se juntaron en el kilómetro 17. No es muy habitual que suceda algo así en una etapa tan larga, ligeramente superior a los 242 kilómetros. Entre los escapados había representantes de nueve equipos, así que la lógica era aplastante: si por detrás nueve equipos deciden no trabajar, el pelotón no tiene nada que hacer. Y tampoco había ganas: la ventaja de los escapados subió hasta los 11 minutos en apenas 50 kilómetros, para estabilizarse finalmente en los 15. La cuestión se resolvió entre ellos para tranquilidad general y el afortunado fue el sueco Magnus Backstedt, un hombre de gran corpulencia (1,93 metros y 95 kilos). La etapa para este hombretón, mientras el pelotón descuenta los días que restan hasta París.

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