El Valencia opta por un discurso cauto en su presentación
El Valencia presentó ayer el proyecto para la próxima temporada auspiciado por Claudio Ranieri. El equipo, en su partido de presentación, ganó anoche en su campo al CSKA de Sofía por 4-2. Lucarelli marcó los dos primeros goles (m. 8 y 14) y Farinós y Angulo cerraron la cuenta. Ranieri es el principal valedor de los ocho fichajes realizados: los españoles Cañizares y Téllez, los rumanos Gabi Popescu y Sabin Ilie, los suecos Schwarz y Björklund, el italiano Lucarelli y el francés Roche. "Si fallo me cortarán la cabeza", asegura Ranieri, consciente de que el modelo adoptado por el club ha sido p...
El Valencia presentó ayer el proyecto para la próxima temporada auspiciado por Claudio Ranieri. El equipo, en su partido de presentación, ganó anoche en su campo al CSKA de Sofía por 4-2. Lucarelli marcó los dos primeros goles (m. 8 y 14) y Farinós y Angulo cerraron la cuenta. Ranieri es el principal valedor de los ocho fichajes realizados: los españoles Cañizares y Téllez, los rumanos Gabi Popescu y Sabin Ilie, los suecos Schwarz y Björklund, el italiano Lucarelli y el francés Roche. "Si fallo me cortarán la cabeza", asegura Ranieri, consciente de que el modelo adoptado por el club ha sido propuesto por él. Ranieri ha contado con el respaldo del consejo de administración, que no ha escatimado esfuerzos en satisfacer al técnico.El Valencia ha sufrido una metamorfosis evidente cuyas consecuencias son imprevistas. Incluso el discurso ha cambiado. El mensaje atronador del anterior presidente, Francisco Roig, ha dado paso a la moderación. En el Valencia nadie habla de títulos. "No puedo prometer nada, porque sería engañar a la afición", afirma Ranieri. El actual presidente, Pedro Cortés, comparte la cautela del preparador romano, artífice de la reacción experimentada por el Valencia la pasada temporada en la segunda vuelta.
El equipo tiene el sello de Ranieri. El Valencia ha optado por la sobriedad y experiencia de jugadores como Schwarz o Roche. No hay sitio para los fichajes rutilantes. Ya no está Romario; y el futuro de Ortega es gris.