TOUR 98

El Tour se inventa las autocaídas

Boardman tropieza con un compañero de equipo y abandona. Zabel, nuevo líder

Polícrates. Chris Boardman se solazaba el domingo de la suerte que había tenido para evitar una caída que le pasó rozando y Chris Boardman se cayó ayer de morros. El maillot amarillo, en ambulancia (herida profunda en el arco ciliar y conmoción cerebral), el pelotón a 20 por hora (viento de cara) y a esperar la siguiente.Repetición de la jugada. La locomotora del Saeco tomaba posiciones para colocar en su sitio al vagón Cipollini a 11 kilómetros de la meta cuando, zas, como la víspera, un roce entre ellos provocó una caída estilo Tour: montones de bicicletas y unos cuantos favoritos cortados: ...

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Polícrates. Chris Boardman se solazaba el domingo de la suerte que había tenido para evitar una caída que le pasó rozando y Chris Boardman se cayó ayer de morros. El maillot amarillo, en ambulancia (herida profunda en el arco ciliar y conmoción cerebral), el pelotón a 20 por hora (viento de cara) y a esperar la siguiente.Repetición de la jugada. La locomotora del Saeco tomaba posiciones para colocar en su sitio al vagón Cipollini a 11 kilómetros de la meta cuando, zas, como la víspera, un roce entre ellos provocó una caída estilo Tour: montones de bicicletas y unos cuantos favoritos cortados: Olano, Jalabert, Virenque. Enseguida empalmaron. Las caídas en la primera semana del Tour, ya se sabe, dicen los directores, hay que tener cuidado. Y suerte, dicen los corredores.

Segundo sprint masivo y segunda victoria de un Mapei. El campeón checo Jan Svorada, sprinter de segundo rango, tomó el relevo de su jefe Tom Steels, que eligió la vía mala. Otro sprinter, Erik Zabel, es el nuevo líder. Consiguió el maillot amarillo gracias a las bonificaciones intermedias. No le hizo falta entrar en el sprint final.

Antes las caídas eran culpa de la lluvia, después le colgaron el mochuelo a los torpes colombianos, más tarde a los nerviosos novatos que no sabían ir a rueda, después se hacían vacíos en torno a Zülle (por cierto, indemne hasta ahora), catalogado de gafe, cegato, y torpe; llegó el turno de los manillares supletorios, colocados en el centro del tradicional, que retardaban el tiempo de reacción a la hora de echar mano del freno; y este año, la moda es la de las autocaídas.

Las tres que se han producido este año tienen cosas en común: se producen en la parte delantera del pelotón, en momentos de toma de posiciones para un sprint y las provocan compañeros de equipo. La más grave, la de Boardman, se produjo 500 metros antes del último sprint bonificado, cuando los Gan llevaban para arriba a Moncassin. El gigante Poli tiraba del agresivo francés, adelantaron a Boardman y éste quiso ponerse a rueda de su compañero. Parece que se le rompió el pedal (como la víspera a Mori: otra epidemia) y su rueda delantera hizo el afilador con la trasera de Moncassin. Como el pelotón iba embalado y Boardman salió escupido hacia la cuneta, sólo dos corredores se vieron afectados.

La segunda caída de los Saeco pudo tener peores consecuencias porque hizo frenar y poner pie a tierra a varios favoritos. Al menos ningín español importante ha perdido un segundo. Y aún no les ha dado por lo de las autocaídas.

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