GENTE

ADVERTENCIA PARA FUTURAS COMUNIONES

El revuelo que se levantó en Holanda entre las iglesias católica y protestante por la boda ecuménica del príncipe Mauricio y la joven Marilène parece que va a quedar en agua de borrajas. En una reunión mantenida ayer, los altos mandatarios de ambas religiones decidieron que no se tomarán medidas drásticas contra nadie, aunque han dejado bien claro que la próxima ocasión tiene que hablarse todo cuidadosamente con la Casa Real. A todos los asistentes y a los que vieron la ceremonia desde sus casas sorprendió notablemente ver cómo la reina madre Juliana, seguida de su esposo, el príncipe Bernardo...

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El revuelo que se levantó en Holanda entre las iglesias católica y protestante por la boda ecuménica del príncipe Mauricio y la joven Marilène parece que va a quedar en agua de borrajas. En una reunión mantenida ayer, los altos mandatarios de ambas religiones decidieron que no se tomarán medidas drásticas contra nadie, aunque han dejado bien claro que la próxima ocasión tiene que hablarse todo cuidadosamente con la Casa Real. A todos los asistentes y a los que vieron la ceremonia desde sus casas sorprendió notablemente ver cómo la reina madre Juliana, seguida de su esposo, el príncipe Bernardo, y la princesa Margarita, protestantes de toda la vida, se levantaron a comulgar. Un acto expresamente prohibido a los no católicos y que fue considerado por la Iglesia de Roma como una grave ofensa. La advertencia de los representantes eclesiásticos en Holanda tiene bastante sentido, porque el enlace de Mauricio y Marilène está considerado como el ensayo general a la boda del heredero, Guillermo, cuya novia es también católica y plebeya.

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