Valladolid y Mérida se olvidan del fútbol
El Mérida se llevó un punto de Valladolid en su lucha por huir de la quema de la promoción en un partido sin historia que nació muerto y que no resucitó ni con los cambios, ni con las noticias de las victorias de los rivales del cuadro extremeño en la zona baja de la clasificación. El Valladolid no fue rival porque no quiso, porque esta temporada ya no va con él y porque el objetivo de la permanencia está conseguido desde hace tiempo.El partido fue un desastre hasta que el Mérida sintió que al Valladolid le iba muy poco en el choque y que no estaba para dispendios físicos. La primera parte se ...
El Mérida se llevó un punto de Valladolid en su lucha por huir de la quema de la promoción en un partido sin historia que nació muerto y que no resucitó ni con los cambios, ni con las noticias de las victorias de los rivales del cuadro extremeño en la zona baja de la clasificación. El Valladolid no fue rival porque no quiso, porque esta temporada ya no va con él y porque el objetivo de la permanencia está conseguido desde hace tiempo.El partido fue un desastre hasta que el Mérida sintió que al Valladolid le iba muy poco en el choque y que no estaba para dispendios físicos. La primera parte se saldó con un par de disparos lejanos y una oportunidad que Klimowicz falló a bocajarro. La modorra comenzaba a hacerse dueña del escenario cuando a Sinval le dio por poner un poco de fútbol en el césped. Las entradas de Cleber y Sabas le dieron al brasileño la oportunidad de tener algún objeto móvil al que pasar el balón. Hasta entonces, los delanteros del Mérida habían sido bultos estáticos entre la marejada defensiva del Real Valladolid.
Valladolid: César; García Calvo, Peña, Santamaría, Marcos; Torres Gómez (Chema, m
70), Lozano, Víctor (Quevedo, m. 79), Benjamín; Klimowicz, Peternac.Mérida: Montoya; Mariano, Luis Sierra, Monparlet, Pablo Alfaro; Sinval, De los Santos, Jaime (Correa, m. 70), Pirri Mori (Cleber, m. 61); Gabrich (Sabas, m. 54) y Biagini. Árbitro: Ansuategui Roca. Mostró tarjetas a De los Santos y Marcos. 17.300 espectadores en el Nuevo Estadio José Zorrilla.
Sin embargo, el esfuerzo era tan desordenado que al Mérida se le acababa la gasolina cada vez que se acercaba al área de César. Mientras, el Valladolid seguía a lo suyo: a disfrutar de su permanencia y a contemplar cómo al rival le podían las ganas. Al final, un punto para cada uno que más que un premio fue un castigo y un reproche a la incapacidad futbolística de los dos equipos.