No hubo sorpresa

Estudiantes, sin argumentos, cae claramente en Bolonia

No hubo sorpresa. Para ganar en Italia un partido de cierto rango se necesita algo más de lo que puso en cancha Estudiantes. En un ambiente adverso, con un arbitraje al uso (casero hasta decir basta) y ante un conjunto dominador hasta la fecha de la competición, Estudiantes anduvo falto de argumentos. Únicamente en la parte central del partido dio sentido a su presencia en esta eliminatoria, pero tal esfuerzo acabó siendo engullido por un inicio calamitoso y un final poco esperanzador.Partidos como éste ponen a cada cual en su sitio. Italia no vive su mejor época, pero siempre es cancha compli...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No hubo sorpresa. Para ganar en Italia un partido de cierto rango se necesita algo más de lo que puso en cancha Estudiantes. En un ambiente adverso, con un arbitraje al uso (casero hasta decir basta) y ante un conjunto dominador hasta la fecha de la competición, Estudiantes anduvo falto de argumentos. Únicamente en la parte central del partido dio sentido a su presencia en esta eliminatoria, pero tal esfuerzo acabó siendo engullido por un inicio calamitoso y un final poco esperanzador.Partidos como éste ponen a cada cual en su sitio. Italia no vive su mejor época, pero siempre es cancha complicada. No cuentan con el talento de antaño, pero siguen conservando ciertas virtudes complementarias, como la utilización de un tipo de dureza que pasa desapercibida para árbitros poco inclinados a complicarse la existencia. Cuando las cosas se ponen mal, saben presionar al límite y hace falta una buena dosis de paciencia y experiencia para no caer en la trampa. Estudiantes no es un equipo experto y en una plaza histórica como Bolonia, se notó de principio a fin. Durante los 10 primeros minutos el partido le vino grande. Salvo De Miguel y Azofra, el resto ofreció su cara menos agraciada. Jiménez parecía un júnior, Whisby un jugador sin recursos técnicos y Thompson se hallaba fuera de ambiente. Viendo a su adversario aletargado, el Kinder se tiró al cuello y con nueve ataques convertidos en canasta de 10 intentos puso el marcador en un escalofriante 22-6 en seis minutos, que se transformaría en 29-11 cuatro minutos después. Danilovic, Rigodeau y Sconochini firmaban la escabechina inicial.

Más información

Cuando peor pinta tenía el panorama, Pepu Hernández, entrenador colegial, se sacó algo que tenía guardado. Plantó una zona 1-2-2 y aquello cambió radicalmente. Pronto se vio que la jugada estaba más que estudiada. El Kinder se empezó a estrellar ante una defensa que conocía perfectamente sus movimientos y se acoplaba de maravilla, sobre todo a los tiradores. La sangría paró tan de raíz que en los siguientes siete minutos los italianos no lograron más que tres puntos de tiros libres.

Estudiantes se vino arriba de forma espectacular. El rebote era más solvente y el contraataque surgía con frecuencia, haciendo mucho daño en un equipo poco dado a correr hacia atrás. La zona seguía siendo efectiva, Thompson entraba en calor, Whisby metía los tiros libres y Estudiantes tocaba el cielo (49-47, minuto 30). Faltaba lo más difícil. Ganar un encuentro igualado en Italia.

Si el entrenador español había dado en la diana con la zona, Ettore Mesina, su colega italiano, encontró con 20 minutos de retraso la respuesta adecuada. Con Estudiantes a tiro de ponerse por delante, el Kinder colocó en su quinteto a cuatro bajos y Binelli como hombre alto. Fue definitivo. Sconochini, Danilovic, Rigodeau y Abbio hicieron lo que no habían sabido realizar antes. Estudiantes no pudo responder a este cambio de tercio.

Archivado En