FÚTBOL 16ª JORNADA DE LIGA

El Sporting sumó su tercer punto

Si la de ayer era la última oportunidad para el Sporting, su suerte está echada. Tras apelar a todos los sortilegios del fútbol -cambio de entrenador, de dirigentes y de jugadores- el equipo gijonés sigue siendo incapaz de ganar a alguien. Ni siquiera a un Salamanca tan limitado como él, pero que tiene en Pauleta a un seguro de vida. La vuelta de Novoa al banquillo sólo sirvió para ver un equipo más atrevido, que juega con muchos metros entre la defensa y Ablanedo.Hoy se cumplen seis meses desde la última victoria del Sporting ante un rival de la misma categoría, ya sea en partido de Liga, de ...

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Si la de ayer era la última oportunidad para el Sporting, su suerte está echada. Tras apelar a todos los sortilegios del fútbol -cambio de entrenador, de dirigentes y de jugadores- el equipo gijonés sigue siendo incapaz de ganar a alguien. Ni siquiera a un Salamanca tan limitado como él, pero que tiene en Pauleta a un seguro de vida. La vuelta de Novoa al banquillo sólo sirvió para ver un equipo más atrevido, que juega con muchos metros entre la defensa y Ablanedo.Hoy se cumplen seis meses desde la última victoria del Sporting ante un rival de la misma categoría, ya sea en partido de Liga, de Copa o amistoso. Aquel 15 de junio, un 3-0 al Rayo aseguraba una milagrosa permanencia. El 1-1 de ayer obliga al Sporting a encomendarse a todos los santos. Los puestos de promoción -el gran objetivo en estos momentos- cada vez más más lejos. Y, lo que es peor, los sportinguistas empiezan a convencerse de que este equipo será incapaz de ganar un solo partido. Ayer vieron cómo sumaba el primer punto en El Molinón, con el mismo sabor amargo que las siete derrotas anteriores.

El orgullo y la vergüenza profesional de los jugadores gijoneses impidió que la humillación fuera aún mayor. Respondieron al 0-1, en una jugada que delata el estado de gracia de Pauleta, con una firmeza sorprendente en su situación. Tardaron en recomponer la figura y corrieron el riesgo de que Pauleta les enterrase definitivamente. Pero cuando lo hicieron siguió faltándoles remate.

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