El fútbol rompe tabúes en Irán

5.000 mujeres fuerzan su entrada en el estadio donde se homenajeaba a los héroes del Mundial

No se recordaba tanta gente en las calles, festejando, desde la revolución islámica de 1979 y la posterior guerra con Irak. Alentados por las autoridades, millones de iraníes, sobre todo jóvenes, se lanzaron a celebrar el pasado sábado la clasificación de su país para la fase final del Mundial de fútbol. Entre ellos, gran cantidad de mujeres, las mismas que han tenido prohibido su acceso a los estadios donde hubiera hombres desde el triunfo de aquella revolución jomeinista que sus madres festejaron en las calles. Ninguna había podido ver a sus héroes futbolísticos en acción más que por televis...

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No se recordaba tanta gente en las calles, festejando, desde la revolución islámica de 1979 y la posterior guerra con Irak. Alentados por las autoridades, millones de iraníes, sobre todo jóvenes, se lanzaron a celebrar el pasado sábado la clasificación de su país para la fase final del Mundial de fútbol. Entre ellos, gran cantidad de mujeres, las mismas que han tenido prohibido su acceso a los estadios donde hubiera hombres desde el triunfo de aquella revolución jomeinista que sus madres festejaron en las calles. Ninguna había podido ver a sus héroes futbolísticos en acción más que por televisión. Bagheri, Azizi y demás jugadores que lograron el pase a Francia 98, la primera participación iraní desde 1978, en los tiempos del sah, eran venerados a la manera occidental, pero en privado. Hasta que ayer las mujeres se hartaron.Los héroes del calzón corto regresaban a Teherán después de su empate decisivo en Australia. Las autoridades tenían organizada una recepción en el estadio Azadi. Como de costumbre, las 120.000 plazas sólo podrían ser ocupadas por hombres. Por radio y televisión se había repetido un mensaje recordando a las mujeres la prohibición. "Quédense en casa y véanlo por televisión", ordenaban. Pero ellas no estaban dispuestas a perderse la fiesta. Según informa la agencia France Presse, una primera oleada, de cientos de ellas, fue repelida a las puertas del estadio. Pero la ola aumentó hasta juntar a miles de mujeres en mantón oscuro, con chador o pañuelo. Las fuerzas policiales se vieron impotentes para frenarles el paso y, para evitar la turbamulta, no tuvieron más remedio que abrir las puertas. Triunfantes, las mujeres tomaron asiento, eso sí, en unas gradas separadas de los hombres, y desplegaron banderas, pancartas y cánticos. Los futbolistas, mientras, descendían al centro del césped en helicóptero y eran agasajados con coronas de flores.

La toma del estadio por las mujeres no ha sido el único tabú roto estos días por el fútbol en la República islámica de Irán. Durante la larga fase de clasificación, el seleccionador, Mayeli Kohan, mantenido por sus impecables credenciales islámicas, fue destituido y reemplazado por un brasileño, Valdeir Vieira, lo que produjo críticas en los sectores conservadores del Estado, que alertaron de un peligroso retroceso a los tiempos del sah, en la que los expertos extranjeros tomaban las decisiones. La clasificación para Francia no sólo ha callado esas críticas, sino que ha alentado cambios más espectaculares. Vieira no seguirá al frente del equipo. Para sustituirle, la federación ya ha lanzado un par de nombres: Johan Cruyff y el argentino Carlos Bilardo. Visto el camino que lleva la cosa, ¿qué pasará si Irán logra aunque sólo sea una victoria en Francia?

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