"Paco, vete ya"

Medio millar de aficionados, la mayoría de ellos gente joven, se congregó en las inmediaciones de Mestalla al acabar el encuentro para reclamar la marcha del presidente del club, Francisco Roig. "Paco, canalla, vete de Mestalla" "Quin equipasso, Paquito, quin equipasso" y "Paco, vete ya" fueron las consignas lanzadas por los aficionados, que se dispersaron media hora después. "Entiendo que le gente esté enfadada", replicó Roig respecto a las protestas del público. "Entre lo que era nuestro proyecto y la situación en la que estamos, va del cielo a la tierra", añadió el dirigente, que se negó a ...

Medio millar de aficionados, la mayoría de ellos gente joven, se congregó en las inmediaciones de Mestalla al acabar el encuentro para reclamar la marcha del presidente del club, Francisco Roig. "Paco, canalla, vete de Mestalla" "Quin equipasso, Paquito, quin equipasso" y "Paco, vete ya" fueron las consignas lanzadas por los aficionados, que se dispersaron media hora después. "Entiendo que le gente esté enfadada", replicó Roig respecto a las protestas del público. "Entre lo que era nuestro proyecto y la situación en la que estamos, va del cielo a la tierra", añadió el dirigente, que se negó a responder si ha pensado en abandonar la entidad.Eso ocurrió después de la derrota ante el Salamanca, pero antes del choque hubo otras manifestaciones de la hinchada. "Romario, llévatelo a Brasil" (en alusión a Roig), rezaba una de las pancartas. Unos 50 aficionados protestaban contra Roig; otros 100 contra los árbitros, y así se armó un gran guirigay que demostraba que la hinchada está dividida a la hora de interpretar la crisis del Valencia: según se culpe de la misma a Roig, o en su defecto a la perjudicial actuación arbitral. En realidad, se trataba de dos grupos irreconciliables: los críticos con Roig también se sienten perjudicados por los árbitros (cinco penaltis en contra y ninguno a favor,además de cuatro expulsiones), pero no consideran ésta la causa principal de que el equipo habite en el furgón de cola. Por contra, los beligerantes con los árbitros disculpan del desastre deportivo al presidente y cargan, además de contra los árbitros, contra otros enemigos externos, como algún periodista.