El Palau Blaugrana alumbra otra estrella

Navarro, un base de 17 años, causa sensación en su debut con el Barça

¡Navarro! ¡Navarro! ¡Navarro!". Once minutos de juego le bastaron a un júnior de 17 años para que el domingo, en el Palau Blaugrana, fuera coreado con entusiasmo su apellido, hasta entonces desconocido por el 99% de los 6.000 espectadores presentes. La lesión de Rafael Jofresa en primera instancia, además de las de Txerna Marcos y Juan Carlos Cazorla -los bases del equipo B- propiciaron que para el partido frente al Covirán Granada se tuviera que recurrir al base del equipo júnior. Se llama Juan Carlos Navarro, mide 1,90, vive en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona) y estudia tercero de BUP. En...

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¡Navarro! ¡Navarro! ¡Navarro!". Once minutos de juego le bastaron a un júnior de 17 años para que el domingo, en el Palau Blaugrana, fuera coreado con entusiasmo su apellido, hasta entonces desconocido por el 99% de los 6.000 espectadores presentes. La lesión de Rafael Jofresa en primera instancia, además de las de Txerna Marcos y Juan Carlos Cazorla -los bases del equipo B- propiciaron que para el partido frente al Covirán Granada se tuviera que recurrir al base del equipo júnior. Se llama Juan Carlos Navarro, mide 1,90, vive en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona) y estudia tercero de BUP. En esos 11 minutos ante el Covirán logró 10 puntos -dos canastas de tres lanzamientos y seis tiros libres de nueve intentos-, dos rebotes y una asistencia. Y sobre todo se ganó el reconocimiento del público.El cuerpo técnico que tutela la cantera azulgrana, en un intento de que la repentina fama obtenida en una aparición tan fugaz pueda afectar el trabajo del chaval, "aconsejó" a Navarro que no efectuara declaraciones.

Quienes conocen bien a Navarro llevan tiempo predicando en petit comité las expectativas que despierta su juego. Le llaman La Bomba porque es un consumado triplista al que le encanta encestar con un notable acierto desde siete u ocho metros de distancia.

No se perdía ni un par ido cuando su hermano Ricardo jugaba en el equipo júnior. Miguel López Abril, entrenador de las categorías inferiores del Barcelona, tenía que echarlo de la pista antes del inicio de cada partido. Su obsesión era tirar y tirar, pero no era aún más que un niño. La sorpresa de López Abril fue cuando poco tiempo después, buscando jóvenes talentos, se encontró de nuevo con Juan Carlos.Tenía entonces 12 años y se incorporó al equipo preinfantil con una generación de jugadores que se pasaron cuatro años sin perder un solo partido.

Los técnicos destacan su condición atlética, su rapidez, su explosividad y su tiro, especialmente de larga distancia. Sin embargo, prefieren frenar su propensión a tirar -es capaz de alegar que le están flotando en cuanto traspasa la divisoria de la pista- para pulir otros aspectos en los que flaquea un tanto, como son la dirección de equipo y la defensa. Navarro no ha hecho sino empezar. Regresará al equipo júnior, en el que hasta el 5 de noviembre era dirigido por Joan Montes, el técnico que sustituyó en el primer equipo a Manuel Comas y que le hizo debutar el domingo en el Palau Blaugrana.

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