El seleccionador ruso no dimite porque es "pobre"

¿Adónde iría si dimito? Soy pobre, no puedo permitirme ese lujo". Borís Ignatiev no desea especialmente seguir siendo seleccionador ruso, pero tampoco quiere dejar de serlo. Al menos voluntariamente.

Nadie le perdona a Ignatiev que la selección rusa de fútbol se pierda una fase final de un Mundial por primera vez en 20 años. La prensa ha sido especialmente cruel tras la derrota por 1-0 en Italia el pasado sábado que significaba el adiós a Francia 98. La afición rusa ha vivido como una tragedia el fracaso. Hasta el propio Ignatiev, seleccionador desde hace 16 meses, se siente culpabl...

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¿Adónde iría si dimito? Soy pobre, no puedo permitirme ese lujo". Borís Ignatiev no desea especialmente seguir siendo seleccionador ruso, pero tampoco quiere dejar de serlo. Al menos voluntariamente.

Nadie le perdona a Ignatiev que la selección rusa de fútbol se pierda una fase final de un Mundial por primera vez en 20 años. La prensa ha sido especialmente cruel tras la derrota por 1-0 en Italia el pasado sábado que significaba el adiós a Francia 98. La afición rusa ha vivido como una tragedia el fracaso. Hasta el propio Ignatiev, seleccionador desde hace 16 meses, se siente culpable. "Es una situación normal que me critiquen", dice. "Estoy preparado para abandonar el cargo".

Pero no le pidan a Ignatiev que dimita. No lo hará, y no por un sentido de la dignidad mal entendida. "Primero", explica, "tengo contrato en vigor; segundo, no tengo ninguna oferta de trabajo, y tercero, soy un hombre pobre. Si tuviera un montón de dinero, mañana mismo tendrían mi carta de dimisión, como hizo Sacchi en Italia, pero, dadas las circustancias, no puedo dejar mi trabajo voluntariamente".

Curiosamente, a Ignatiev, le apoya el presidente de la federación, Viatcheslav Koloskov: "lgnatiev no será despedido. Tiene contrato hasta agosto del 98 y lo cumplirá".

El problema para ambos, para Ignatiev, que fue ayudante de los dos últimos seleccionadores, Pável Sadyrin y Oleg Romantsev, antes de sustituir a este último tras el fracaso de la Eurocopa 96, y para Koloskov, es que el veterano presidente tiene una dura oposición en los estamentos futbolísticos. Y puede que él necesite más apoyos para no ser forzado a dimitir que el propio Ignatiev.

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