El trigre pide tregua

Tiger Woods, el ciclón del golf, quiere un 1998 más tranquilo.

El ciclón que arrasó el golf mundial la temporada que ahora termina bajará su ritmo en 1998. 0 eso dice. Tiger Woods, el joven negro de 21 años para quien un buen resultado sólo puede ser batir un récord, ha encontrado un límite a su imparable ascensión: a lo largo de 10 interminables meses y 30 torneos se ha dado cuenta de que es humano. Así, ayer declaró que, acostumbrado como estaba a concentrar toda la temporada amateur en los tres meses de verano, se le ha hecho muy larga su primera temporada profesional, por lo que en 1998 tendrá un programa más relajado. Con ello, Woods int...

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El ciclón que arrasó el golf mundial la temporada que ahora termina bajará su ritmo en 1998. 0 eso dice. Tiger Woods, el joven negro de 21 años para quien un buen resultado sólo puede ser batir un récord, ha encontrado un límite a su imparable ascensión: a lo largo de 10 interminables meses y 30 torneos se ha dado cuenta de que es humano. Así, ayer declaró que, acostumbrado como estaba a concentrar toda la temporada amateur en los tres meses de verano, se le ha hecho muy larga su primera temporada profesional, por lo que en 1998 tendrá un programa más relajado. Con ello, Woods intentaba justificar su mal, para su nivel, final de temporada. Las declaraciones las hizo no desde una tumbona o desde el borde de un lago disfrutando de unas bien ganadas vacaciones, sino en una abarrotada sala de prensa en Tokio, donde, obligaciones publicitarias mandan, disputará un torneo de exhibición este fin de semana. Su programa laboral no termina allí, en Japón; después tiene que jugar el Grand Slam de la PGA, en Hawaii (17 y 18 de noviembre) y un Skins Game en Califórnia (29 y 30).

Sale, así, a la luz, un Tiger Woods prisionero de su fama y de sus expectativas. Un hombre, además, acosado por amenazas de muerte -"Desgraciadamente", dice, "estoy acostumbrado a ellas desde que tengo 16 años. Debe de ser así la vida de alguien que destaca en un deporte que habitualmente ha estado cerrado a las minorías"- y que debe ir a todas partes con guardaespaldas. El precio de la excelencia. "Tiger tiene que darse cuenta de qué es una súper estrella, algo así como Michael Jordan", explica su compañero Davis Love. "Está en una categoría en la que no puede vivir como una persona normal".

Pese a todo, y aunque su final de temporada haya sido decepcionante para lo que se esperaba de él -no pasó un corte en septiembre, su primer fallo tras 25 torneos, y no se lució en la Ryder Cup-, Tiger Woods dispone de argumentos para que se le considere el mejor jugador del año: ha ganado más torneos que nadie, cuatro, incluida una espectacular victoria en el Masters, y se ha convertido en el primer jugador en superar la barrera de los dos millones de dólares en ganancias en una temporada. Así que si le va bien la teoría de un ano mas relajado, ¿dónde colocará sus límites en 1998?

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