FÚTBOL: COPA DE LA UEFA

José Mari salva a tiempo al Atlético

Las carreras del sevillano rescatan a los rojiblancos del infierno de Leicester

José Man apareció a tiempo para salvar al Atlético. Estaban los rojiblancos contra la pared, agobiados por el particular fútbol del Leicester, cuando el sevillano irrumpió en la campo con ganas de reividincarse. Se apropió de la banda derecha, la llenó de sus carreras y su obsesión por ganarse la vida con el fútbol y empezó a regalar goles. Primero a Juninho, que acababa de perder de vista a su inseparable Kaamark, y luego a Kiko. José Mari tuvo la culpa. Pero el Atlético lo pasó mal ante el Leicester. Mucho peor de lo que contó el resultado final.El primer temor de los rojiblancos señalaba ha...

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José Man apareció a tiempo para salvar al Atlético. Estaban los rojiblancos contra la pared, agobiados por el particular fútbol del Leicester, cuando el sevillano irrumpió en la campo con ganas de reividincarse. Se apropió de la banda derecha, la llenó de sus carreras y su obsesión por ganarse la vida con el fútbol y empezó a regalar goles. Primero a Juninho, que acababa de perder de vista a su inseparable Kaamark, y luego a Kiko. José Mari tuvo la culpa. Pero el Atlético lo pasó mal ante el Leicester. Mucho peor de lo que contó el resultado final.El primer temor de los rojiblancos señalaba hacia su primer cuarto de hora. No era sólo que ésa fuera su franja maldita en los últimos encuentros, sino que a la vista de la temperatura ambiental del Filbert Street , del ruido infernal que provocan los aficionados del City y de su influencia para lanzar al ataque a sus jugadores, esos 15 minutos iniciales se anunciaban peligrosísimos. Sin embargo, ése fue un tramo decididamente del Atlético, que salió con los deberes muy aprendidos: la pelota por abajo, el ritmo bajo y agresividad y concentración atrás. Durante esos 15 minutos, el Leicester no arañó y, en cambio, el Atlético tuvo la eliminatoria en su mano. Sobre todo, en un sublime toque parabólico de Kiko que escupió el larguero. El equipó de Antic tenía el partido bajo control.

Sin embargo, la felicidad del Atlético duró precisamente 15 minutos. Rebasado ese tiempo, asomaron los problemas. Todo lo empezó Izzet, el volante derecho del Leicester, que acertó a descubrir un agujero en Geli. Le encaraba, le amagaba para fuera y se encontraba todas las veces una autopista por donde dibujar una diagonal hasta el área. Mientras, en la otra punta del campo, Vieri contribuía a su manera, fallando goles, a sacar del partido a los suyos. El Atlético montó tres o cuatro contragolpes estupendos, pero el italiano se las apañó para empotrarlos unas veces contra la grada y otras contra los primeros bloques de casas. que había tras el estadio. Por si fuera poco, Lennon se apropió del centro del. campo en cuanto adivinó que debajo del cuerpo de Bejbl no se esconde demasiado fútbol. Una vez el Atlético perdió el control, el Leicester derramó su método sobre el encuentro. Llegaron los pelotazos, los cuerpo a Cuerpo y el músculo sobre todas las cosas. El fútbol dejó sitio al físico.

Al Atlético se le acumularon los problemas. La. pelota viajaba cada vez con mas frecuencia por el cielo de su área y el nerviosismo se instalaba en los rojiblancos, a quienes la incertidumbre del choque -la eliminación estaba a tiro tan sólo de un gol en contra- empezaba a pasar factura., Llegó entonces, ya superado el descanso, el momento más crítico de la reunión: el francés Remi Harrel expulsó a López, cuya fama ha debido traspasar fronteras (su primera amarilla fue por recibir una patada, no por darla). Había 40 minutos por delante. Todo invitaba al pesimismo.

Antic trató de corregir la inferioridad numérica bajando a Bejbl al lateral y delegando en Caminero las funciones de medio centro. Estaba el Atlético contra las cuerdas, con el gol llamando a la puerta de Molina, cuando Dios bajó a verle: Parker lanzó un golpe franco cuando se medía la distancia de la barrera y el colegiado le mostró la segunda amarilla. A la recuperada igualdad numérica sucedieron dos decisiones muy saludables para el Atlético. Y al cabo determinantes José Mari sustituyó a Vieri y Kaamark abandonó por decisión técnica su impecable marcaje individual sobre Juninho. Al Atlético se le abrió el cielo.

Seis minuto s después, José Mari explotó su velocidad por la derecha. y envió un regalo al segundo palo; por allí apareció Juninho, solito por una vez, y fusiló a los ingleses. El Atlético supo en ese preciso instante que se había clasificado. No, volvió a haber noticias del Leicester.

Los veinte minutos posteriores fueron utilizados por los rojiblancos para descorchar el tarro de las ocasiones: Juninho, Lardín, Kiko.. . Las llegadas se sucedían, Keller se confirmaba como un excelente guardameta y José Mari se reivindicaba para siempre. A dos minutos del final, una nueva jugada del sevillano, culminada por Kiko, remató la eliminatoria. Con muchos más sudores de lo previsto, bendecido a última hora por José Mari, el Atlético está en la segunda ronda.

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