GENTE

CONCIENCIA MIERENSE

Los mierenses son gente de conciencia. Si este verano el librero Julián Cimas recibía 20.000 pesetas "en pago a unos libros que le robé" de un presunto y anónimo ladrón (ver Gente del 9 de agosto), hace unos días a otro establecimiento de Mieres (Asturias) dedicado a la venta de prensa, regentado por Ángel Fernández, llegaba otro sobre con. 2.000 pesetas con unas líneas escritas a mano en las que el remitente se disculpaba por el trastorno que le había ocasionado al haberle robado unas revistas. Sospecha el quiosquero que puede ser un niño al que sus padres descubrieron tr...

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Los mierenses son gente de conciencia. Si este verano el librero Julián Cimas recibía 20.000 pesetas "en pago a unos libros que le robé" de un presunto y anónimo ladrón (ver Gente del 9 de agosto), hace unos días a otro establecimiento de Mieres (Asturias) dedicado a la venta de prensa, regentado por Ángel Fernández, llegaba otro sobre con. 2.000 pesetas con unas líneas escritas a mano en las que el remitente se disculpaba por el trastorno que le había ocasionado al haberle robado unas revistas. Sospecha el quiosquero que puede ser un niño al que sus padres descubrieron tras el hurto y le han obligado a pagar su rapiña. Claro que en Mieres no sólo ocurren estas cosas con los jovencitos. A mediados del pasado julio, otro mierense (ver Gente del 14 de julio) denunció el extravío de un millón de pesetas en la vía pública y pudo recuperar su dinero gracias a un minero jubilado -Miguel Ricardo Álvarez González; de 51 años, militante comunista, padre de tres hijos, dos de ellos en paro- que lo encontró cuando paseaba por la calle y lo entregó a la policía. "Se me pasaron muchas cosas por la cabeza, como a cualquier ciudadano", señaló Álvarez González, que añadió que "la conciencia es la conciencia. No me dejaba dormir tranquilo. Yo no quiero lo que no es mío".-

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