COPA RYDER

El veterano Monty

Confianza y tesón. Esas fueron las dos claves de la contundente revancha que la pareja Langer-Montgomerie, la más cuestionada de las cuatro europeas, se cobró en las foursomes de la tarde frente al dúo Woods-O'Meara, que los había machacado por la mañana en fourballs. El enfrentamiento entre Montgomerie y Woods era el plato fuerte de la primera jornada: genialidad contra veteranía. La contundente victoria del dúo americano, liderado por El Tigre, en Fourballs, parecía inapelable. Pero Ballesteros apostó por mantener la combinación, y el destino volvió a enfrentar a los dos...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Confianza y tesón. Esas fueron las dos claves de la contundente revancha que la pareja Langer-Montgomerie, la más cuestionada de las cuatro europeas, se cobró en las foursomes de la tarde frente al dúo Woods-O'Meara, que los había machacado por la mañana en fourballs. El enfrentamiento entre Montgomerie y Woods era el plato fuerte de la primera jornada: genialidad contra veteranía. La contundente victoria del dúo americano, liderado por El Tigre, en Fourballs, parecía inapelable. Pero Ballesteros apostó por mantener la combinación, y el destino volvió a enfrentar a los dos colosos. Acertó Ballesteros.El caso es que Montgomerie, a pesar de estar tres puestos por debajo de Woods en el ránking mundial (actualmente ocupa el tercer puesto, y el primero en el europeo), tiene a su favor un componente esencial a la hora de disputar un torneo tan peculiar como la Copa Ryder: veteranía. Montgomerie, Monty, como se le conoce en el mundillo del golf, lleva tres ediciones a sus espaldas. A sus 34 años, sabe muy bien lo que es la constancia. Este escocés que se topó con el deporte del golf porque su padre era el secretario de un club de Glasgow, lleva desde 1989 en la cima del circuito europeo. Y ha sabido superar todo tipo de dificultades. La prueba es que lleva cuatro años consecutivos ocupando el puesto de líder en el ránking europeo.

Más información

Uno de los principales caballos de batalla de su carrera ha sido la lucha contra la báscula. La venció el año pasado, tras someterse a un programa de preparación física que le permitió perder 15 kilos y distribuir sus 185 centímetros de altura en 95 kilos de peso. En 1997, lleva camino de volver a adjudicarse el número uno entre los golfistas europeos. Por eso Ballesteros decidió apostar por mantener la pareja pese a la derrota de la mañana. "Sabía que Monty era una apuesta segura", explicó tras la victoria.

Archivado En