Entrevista:

"Lo realmente inmortal es la gloria"

La próxima semana se disputa la 33ª edición de la Ryder Cup. No es una edición cualquiera. Por primera vez se disputa en España, en Sotogrande (Cádiz), y el capitán del equipo europeo será un español, Severiano Ballesteros, de 40 años. El cántabro, bajo la condición de cuestionario previo, aceptó hablar para EL PAÍS sobre tan especial torneo.Pregunta. ¿Qué significa la Ryder Cup, un torneo sin alicientes económicos, en un deporte tan marcado por el dinero como es el golf? ¿No es un anacronismo?

Respuesta. La Ryder Cup tiene un significado tan especial, pues es tal el honor...

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La próxima semana se disputa la 33ª edición de la Ryder Cup. No es una edición cualquiera. Por primera vez se disputa en España, en Sotogrande (Cádiz), y el capitán del equipo europeo será un español, Severiano Ballesteros, de 40 años. El cántabro, bajo la condición de cuestionario previo, aceptó hablar para EL PAÍS sobre tan especial torneo.Pregunta. ¿Qué significa la Ryder Cup, un torneo sin alicientes económicos, en un deporte tan marcado por el dinero como es el golf? ¿No es un anacronismo?

Respuesta. La Ryder Cup tiene un significado tan especial, pues es tal el honor de estar dentro de los equipos, que sobra cualquier recompensa económica por jugarla. Si representar a una nación es importante, formar parte del equipo de un continente es algo grandioso. Cuando se gana un torneo grande, lo que menos importa es el premio en metálico, lo realmente inmortal es la gloria, la satisfacción personal y, cómo no, el reconocimiento del logro. En la Ryder Cup ocurre lo mismo. Seguro que cualquiera de nuestras estrellas de élite no sólo no les importaría conseguir una medalla o un Campeonato del Mundo sin recompensa en metálico, sino que incluso hasta daríamos dinero por conseguirlo. En verdad, en el deporte de alta competición se mueve mucho dinero, pero éste sale de los patrocinadores, que a su vez les sirve como soporte publicitario para sus productos.

P. Si no llega a irrumpir usted en los años setenta, ¿la Ryder seguiría siendo sólo una tradición británica y estadounidense?

R. Hablar de suposiciones siembre es aventurado. No sé si en estos momentos seguiría siendo sólo un enfrentamiento entre británicos, irlandeses y estadounidenses, pero tarde o temprano el cambio se habría producido.

P. Usted fue el primer europeo continental que jugó la Ryder Cup y es el primer capitán del equipo europeo no británico. Gracias a, usted, la Ryder se juega por primera vez fuera de las islas, y en España. ¿Estos logros son lo máximo que podía haber aspirado jamás?

R. Es un logro más, aunque, ciertamente, importante. Es verdad que he tenido colaboradores, gente que ha trabajado conmigo para conseguirlo; por ejemplo, cuando en 1979 se abrió la entrada a jugadores continentales, Antonio Garrido compartió conmigo ese honor. Espero que la Ryder Cup, además de lo que ya ha generado las semanas previas, tenga unas consecuencias para España, a corto y largo plazo, más importantes. Con independencia de los citados, todavía hay un logro que no he conseguido, una espina que tengo clavada, y por la que llevo luchando muchos anos: que se hagan buenos campos de golf públicos.

P. ¿Su periodo de capitán ha sido más duro de lo que pensaba?

R. Después de ocho ediciones como jugador tenía muy claro todas las funciones que tenía que desempeñar. En definitiva, sabía dónde me metía. Tenía muy claro que si aceptaba el cargo iba a emplear mucho tiempo a ciertos temas que se alejaban del que yo tengo que dedicar para mantenerme en primera línea de competición. Mi cabeza ha estado centrada en la infinidad de asuntos relacionados con la Ryder Cup y ello, naturalmente, ha distraído mi mente. Aceptar esto es lo más duro.

P. ¿Ha sido especialmente duro por no ser británico?

R. Desde que fui nombrado capitán he encontrado todo tipo de facilidades por parte del Comité de la Ryder Cup. He recibido pleno apoyo por parte de los británicos y me han tratado como uno más de ellos. Son muchos años de estrecha relación personal y, por tanto, nos conocemos bien todos.

Creo que lo he dicho en más de una ocasión, pero desde mis comienzos como profesional, de los británicos siempre he recibido lo mejor. Tanto dirigentes, periodistas como, sobre todo, el público me han alentado al cien por cien en todas mis acciones. Siempre han estado a mi lado, y yo también les he correspondido.

P. ¿Le ha obligado a dejar un poco de lado su propio juego?

R. Sí, como he dicho anteriormente mi juego se ha resentido mucho debido a las labores tanto de la capitanía como de la celebración de la Ryder Cup en España. Mis resultados lo indican claramente. Siempre he sido bastante responsable y por ello me vuelco en mis obligaciones. Estas, referentes a la Ryder Cup, han hecho que mi juego lo haya notado. No ha sido por abandono alguno de mis entrenamientos, sino porque en golf es determinante tener la mente centrada en el juego y esto no ha sido posible.

P. ¿Ha tenido más problemas con la PGA y el Comité de la Ryder o con los jugadores?

R. Ni con el Comité, ni con la PGA ni con los jugadores que van a participar he tenido el más mínimo obstáculo, sino todo lo contrario. Todo han sido facilidades, e incluso pienso que los jugadores estamos más unidos que nunca y con muchas ganas de retener el título. Bien es cierto, y a nadie se le escapa, que ha existido un pequeño problema con un jugador [Miguel Ángel Martín], pero ahora mismo no es tema de comentario alguno. En estos momentos tenemos que estar todos unidos y con un objetivo común: dar el mejor ejemplo en el terreno de juego.

P. ¿Le ha frustrado no poder ser capitán-jugador?

R. En un principio pensaba que podía combinar ambas funciones, e incluso tenía mucha ilusión enjugar, pero con el tiempo me he dado cuenta que es prácticamente imposible compaginar ambas tareas con plena dedicación. Cuando sales a jugar tienes que centrarte en tu partido y, por tanto, no puedes pensar en otras cosas. Tu mente no se puede distraer.

P. Cuando su gente salga a jugar, ¿sufrirá por no poder salir usted?

R. Sea cual sea el marcador, en esos momentos sufriré del mismo modo que lo hace cualquier capitán que desea lo mejor para su equipo. Es importante que esa responsabilidad, esa tensión, no la transmita a los jugadores. La labor principal del capitán es asumir todo tipo de presión con la intención de descargarla por completo a los jugadores. Es la única manera de poder pretender que éstos den en el campo todo lo que llevan dentro. Por otra parte, a nadie se le escapa gue por el hecho de celebrarse en España, además del resultado deportivo, también me preocupe de todo lo que pueda suceder alrededor de este evento; por tanto, una importante responsabilidad añadida.

P. Usted abogó en vano por cambiar las normas de selección (10 por lista wild cards). ¿Piensa que en un futuro se podrán modificar?

R. Todo en la vida sufre cambios. Incluso esta norma puede que también. El tiempo dicta qué es lo más adecuado en cada momento.

P. ¿Qué puede hacer Europa frente a los Estados Unidos de Tiger Woods?

R. Más que hablar de Tiger Woods, yo diría los Estados Unidos de Tom Kite. Tiger es un gran jugador, incluso podía decir que de los más destacados del equipo rival, pero nos enfrentamos contra un equipo, no contra unos jugadores concretos. Es indudable que las cualidades de Woods son excelentes, pero hay que ver cómo se encuentra, cómo se acopla... ¡Hay muchos puntos en juego!

P. ¿Tiene pensadas las parejas para los fourballs y los foursomes?

R. A priori, indudablemente, tengo en mente una serie de combinaciones entre los míos. Después, una vez que los partidos se están jugando, es cuando de verdad llegará el momento de saber los emparejamientos definitivos. Los resultados, el estado de ánimo, el rival... son muchos los factores que hay que valorar y que al final te deciden por una u otra combinación.

P. ¿Le gustaría seguir siendo capitán para la próxima edición?

R. Sinceramente, no me lo he planteado. Ahora estamos todos centrados en lo que va a suceder esta semana y no hay tiempo para distraer la mente con factores externos. Si le digo la verdad, no sé lo que voy a hacer la semana siguiente; por tanto, hablar del futuro es muy precipitado.

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