Tribuna:VISTO / OIDO

Hace falta otro Anguita

Cada vez que veo y oigo a Anguita pienso en qué necesario sería un verdadero Anguita en este país. Quiero decir un secretario general de un nuevo partido comunista -nuevo: que supiera aprovechar las enseñanzas del mal y del bien de su largo pasado- que aglutinase en tomo suyo a unos partidos de izquierda real acogidos a la defensa de una clase social amplia y desdichada: desde los que no comen -sin arrojarlos al infierno del lumpen, por favor: viejo error del comunismo fundacional- hasta los que no tienen lugar intelectual en la sociedad: hasta los sindicalistas puros, hasta los anarqui...

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Cada vez que veo y oigo a Anguita pienso en qué necesario sería un verdadero Anguita en este país. Quiero decir un secretario general de un nuevo partido comunista -nuevo: que supiera aprovechar las enseñanzas del mal y del bien de su largo pasado- que aglutinase en tomo suyo a unos partidos de izquierda real acogidos a la defensa de una clase social amplia y desdichada: desde los que no comen -sin arrojarlos al infierno del lumpen, por favor: viejo error del comunismo fundacional- hasta los que no tienen lugar intelectual en la sociedad: hasta los sindicalistas puros, hasta los anarquistas. No hay un partido de la izquierda real que pueda, por sí solo, aspirar a gobernar en este país o al menos a tener la suficiente fuerza como para ser tenido en cuenta. Pero tenemos a un Anguita existente, cuyo principal interés está en deshacer al partido socialista y a lo que significa algo próximo a él, periodistas o jueces y fiscales o hasta curas, autonomistas o españolistas, escritores y libreros y editores, hasta capitalistas y banqueros, con objeto de monopolizar la izquierda, o de apartar a la izquierda virtual, que es la única que puede gobernar. Este Anguita me recuerda la idea de Churchill de "aliarse con el diablo", por Stalin, con tal de vencer a los alemanes. O sea que Anguita es capaz de aliarse con la extrema y la media derecha -la centrista era el felipismo- por vengarse de sus enemigos personales, incluyendo a los inscritos en su partido y en su coalición. Es decir: actúa, manda y habla dentro de la partitocracia, y lo que haría falta es un partido que estuviese fuera de ella y contra ella: con un espíritu libre. No sé si se entiende algo de lo que quiero decir: que un partido defensor de las clases que cada vez van a necesitar más defensa, nutrido de una- idea de futuro aunque sea lejano, extenso hasta entender a los países explotados del mundo, con una idea de dónde está la revolución imposible y en qué puntos se ha hecho imposible en lo actual, capaz de amparar ideas y no dogmas, más constructivo que reivindicativo, podría ser algo importante, y podría tener al frente un hombre audaz y luchador como Anguita: a condición de que no fuera Anguita, sino, repito, como Anguita. Mientras éste entienda la debilidad de la justicia española sólo porque le parece que favorece a los socialistas en el caso Filesa, es un hombre y sin futuro. No se toma una anécdota por una categoría. Aunque tuviera razón. El país, ahora, no da esos frutos.

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