TOUR DE FRANCIA 97

La puesta en escena de Riis

Bjarne Riis habla poco pero dice mucho. Un día, antes de los Pirineos, se le pudo ver por los pasillos de su hotel con una aguja de acupuntura clavada en una oreja; otro día, hace tres o cuatro, lo que llevaba asaetado públicamente era un brazo.La noche del lunes a Riis se le hinchó la tripa. La tendinitis de su muñeca no mejoraba con la acupuntura y se sometió, según explicaba él mismo, a un fuerte tratamiento de antiinflamatorios que le destrozaron el estómago. El día siguiente, la etapa de la Croix, el enfermo danés, en vez de aparentar fortaleza colocándose en cabeza del pelotón, rodeado d...

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Bjarne Riis habla poco pero dice mucho. Un día, antes de los Pirineos, se le pudo ver por los pasillos de su hotel con una aguja de acupuntura clavada en una oreja; otro día, hace tres o cuatro, lo que llevaba asaetado públicamente era un brazo.La noche del lunes a Riis se le hinchó la tripa. La tendinitis de su muñeca no mejoraba con la acupuntura y se sometió, según explicaba él mismo, a un fuerte tratamiento de antiinflamatorios que le destrozaron el estómago. El día siguiente, la etapa de la Croix, el enfermo danés, en vez de aparentar fortaleza colocándose en cabeza del pelotón, rodeado de su equipo, para desanimar a posibles ansiosos, se quedó cortado en el primer acelerón. Luego, decide pararse a orinar en un momento delicado. Logra que todos se ceben en su debilidad, perder más de seis minutos y la posibilidad de subir al podio. Discute con Pantani, al que durante la etapa hace un gesto inequívoco con el dedo corazón de la mano derecha. Discute con los de su grupo de retrasados por no meterse en los relevos. Monta un gran número en la meta manda a casi 70 periodistas a ocuparse de sus asuntos, llega a su hotel con una mueca inequívoca de estarse aguantando las ganas y discute con su director, Walter Godefroot, por dejarle solo, tirado. "La única forma de que Riis hubiera enlazado habría sido llevándole en coche", dice Godefroot. Declara a la televisión danesa que estuvo a punto de abandonar en el avituallamiento. También dice que ve muy difícil llegar a París. Y se va a la cama sin cenar.

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Ayer por la mañana, nuevo número. Impávido y casi mudo con los periodistas que rodean su roulotte esperando su salida. Orgulloso monta sobre la bicicleta. En la etapa es invisible hasta casi el final, en que aparece detrás de su líder, Ullrich. Logra los comentarios que deseaba. Nadie duda que llegará a París, no por él, sino por ayudar a Ullrich, de quien es el fundamental consejero áulico, y lograr que el Telekom gane la clasificación por equipos. La figura perfecta. Magnífica pirueta de puesta en escena.

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