Vamos de paseo

Los expertos no coinciden sobre el efecto de una semana llana

Correr 1.740 kilómetros en llano equivale a un largo paseo. Los corredores llegarán al pie de los Pirineos tras haber recorrido 1.740 kilómetros repartidos en ocho etapas llanas. Habrá sido un camino bastante heterodoxo, tanto como para que la gente se pregunte si los ciclistas van a llegar intactos -a la montaña, sobre todo los escaladores. ¿Suponen esos 1.740 kilómetros a velocidad de crucero, con viento a favor y temperatura agradable, un castigo a los corredores? ¿Habrá desfallecimientos sonados en los Pirineos o una batalla en toda regla?. Hay quien opina otra cosa: que los ciclistas han ...

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Correr 1.740 kilómetros en llano equivale a un largo paseo. Los corredores llegarán al pie de los Pirineos tras haber recorrido 1.740 kilómetros repartidos en ocho etapas llanas. Habrá sido un camino bastante heterodoxo, tanto como para que la gente se pregunte si los ciclistas van a llegar intactos -a la montaña, sobre todo los escaladores. ¿Suponen esos 1.740 kilómetros a velocidad de crucero, con viento a favor y temperatura agradable, un castigo a los corredores? ¿Habrá desfallecimientos sonados en los Pirineos o una batalla en toda regla?. Hay quien opina otra cosa: que los ciclistas han venido de paseo. ¿Verdadero o falso?¿Pero hay desgaste físico o no hay desgaste? ¿Estamos de entrenamiento encubierto o en una carrera con todas sus consecuencias? La pregunta nace así: un corredor hace diariamente, cuando está en pleno entrenamiento, entre 150 y 200 kilómetros. Si los hace a un ritmo suave, su promedio de velocidad estaría sobre los 35 kilómetros a la hora y el ritmo de sus pulsaciones apenas pasaría de las 150 por minuto. Un entrenamiento más intensivo les obliga a velocidades más elevadas y a un ritmo cardíaco cercano a su umbral anaeróbico, entre 170 y 190 según los casos. En el primer caso no se puede hablar de un castigo físico; en el segundo, sí.

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Los doctores presentes en este Tour no ofrecen una versión unánime. Para algunos, el promedio de velocidad (41,405) no es demasiado elevado y las condiciones de la carretera han sido buenas. Para otros, el promedio no dice mucho porque se han corrido los últimos kilómetros a mucha velocidad. Según algunos doctores, los indicadores de los pulsómetros no señalan datos preocupantes y según otros el desgaste se manifiesta en que los corredores van unos 10 kilómetros por hora más rápido que en los entrenamientos. Y eso se tiene que notar.

Donde sí hay coincidencia plena es a la hora de repartir el desgaste según la categoría de los corredores. A saber: los más perjudicados deben haber sido los escaladores porque han debido empujar desarrollos que les cuestan más trabajo. Quienes efectivamente menos han sufrido han sido los líderes, para quienes estos 1.740 kilómetros han constituído un verdadero paseo. "Los líderes han ido protegidos en todo momento", explica Neil Stephens, corredor del Festina, "con un gregario que les corta el viento. No se han tenido que preocupar de grandes cosas, salvo de evitar las caídas".

¿Habrán sido un paseo esos 1.740 kilómetros? Eusebio Unzué insiste en que la velocidad es alta, superior a la del pasado año, donde se registraron grandes destrozos en la montaña. Y este año hay más montaña. Sin embargo, un repaso al recorrido del pasado año muestra cómo se recorrieron 1.341 kilómetros antes de la montaña a un promedio inferior a los 40 kilómetros a la hora. Este año se hacen 400 kilómetros más a una velocidad superior, pero el año pasado hubo mal tiempo y viento de cara.

Los escaladores esperan. Los líderes callan. Los rodadores se han pegado una indigesión. Y los directores tratan de interpretar la situación. Terminada la encuesta, sólo hay una realidad: no se puede determinar si el pelotón llega cansado a los Pirineos. Nadie sabe cómo está cada cual. Persiste la confusión. Ni verdadero, ni falso.

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