Adiós al fútbol, adelante el Tour

La final de Copa, con el estrambote de que el Rayo se fue ayer a Segunda pese a ganar por 2-1 al Mallorca, cerró la extenuante temporada de fútbol. Ganó el Barca, pero sobre todo ganó Figo, que realizó un partido memorable y tuvo la virtud de reivindicar el regate, una suerte absurdamente criticada por los entrenadores actuales. Con regates y fantasía, Figo y Alfonso protagonizaron un discreto partido y una gran final. No es una contradicción. Como partido hubo propensión a los errores, pero como final fue magnífica por la pasión, la incertidumbre y la calidad que demostraron Figo, Alfonso y F...

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La final de Copa, con el estrambote de que el Rayo se fue ayer a Segunda pese a ganar por 2-1 al Mallorca, cerró la extenuante temporada de fútbol. Ganó el Barca, pero sobre todo ganó Figo, que realizó un partido memorable y tuvo la virtud de reivindicar el regate, una suerte absurdamente criticada por los entrenadores actuales. Con regates y fantasía, Figo y Alfonso protagonizaron un discreto partido y una gran final. No es una contradicción. Como partido hubo propensión a los errores, pero como final fue magnífica por la pasión, la incertidumbre y la calidad que demostraron Figo, Alfonso y Finidi.El Barça salió con un nuevo título. Desde el punto de vista estadístico, el ejercicio es irreprochable: la Copa, la Recopa y la Superocopa. Y en la Liga amenazó al Madrid casi al final. Pero la temporada del Barça ha estado sometida a demasiadas convulsiones y la convicción de que ha habido un cierto desaprovechamiento del equipo. En medio han abundado las tensiones en todos los frentes, consagradas en el caso Ronaldo, en las dificiles negociaciones con Guardiola, en el recuerdo constante de la herencia de Cruyff, en el intempestivo anuncio de las elecciones a la presidencia del club, en la escasa capacidad de Robson para dotar al equipo de unas señas de identidad, en el viraje que significa la contratación de Van Gaal, cuya llegada a Barcelona significa el reconocimiento implícito de las carencias de Robson como conductor. Demasiados conflictos que no pueden ocultarse bajo la indudable lista de éxitos.

Con la Copa se baja la persiana del fútbol. Termina una temporada que ha -dejado algunos nombres imborrables, con Ronaldo y Raúl a la cabeza, pero que ha estado por debajo de las previsiones. Ha sido el triunfo de lo efimero, de la escabechina de entrenadores, de las tumultuosas renegociaciones de contratos y de los entrenadores medrosos, incapaces de dar vuelo a plantillas espléndidas. Nunca se ha puesto tanto talento a disposición de hombres tan temerosos. Hasta que no se resuelva este contrasentido será difícil hablar de la mejor Liga del mundo.

Durante el próximo mes se hablará de fútbol, pero no se verá fútbol. Será la hora del Tour, el primero sin Induráin, pero con la posibilidad de Olano. España se paralizará de nuevo cada tarde.

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