La Real mantiene sus esperanzas europeas

La Real Sociedad obtuvo ayer de la anarquía futbolística la Ilusión europea que pretendía como último eslabón del campeonato. El Tenerife le procuró dos jornadas de esperanza y transistor para sobrevivir a una Liga plagada de sobresaltos.La Real Sociedad, acuciada por las urgencias, buscaba el tránsito apresurado del balón en espera de la jugada genial o afortunada que le engordara la ilusión. El Tenerife, un equipo previsto y dotado para la combinación, se ejercitaba individualmente, olvidándose de la sala de máquinas que dirige Jokanovic y buscando a Kodro.

Tras el acoso realista, que...

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La Real Sociedad obtuvo ayer de la anarquía futbolística la Ilusión europea que pretendía como último eslabón del campeonato. El Tenerife le procuró dos jornadas de esperanza y transistor para sobrevivir a una Liga plagada de sobresaltos.La Real Sociedad, acuciada por las urgencias, buscaba el tránsito apresurado del balón en espera de la jugada genial o afortunada que le engordara la ilusión. El Tenerife, un equipo previsto y dotado para la combinación, se ejercitaba individualmente, olvidándose de la sala de máquinas que dirige Jokanovic y buscando a Kodro.

Tras el acoso realista, que puso en bandeja el gol a Kovacevic tras un error de César Gómez que solventó Anders-, son, el Tenerife acomodó su imagen con una suma de combinaciones que condujo a los donostiarras a la impotencia.

Fue el único asomo de raciocinio de la primera mitad para devolver el encuentro al espíritu bandolero que lo había inspirado. El gol sorprendió a todo el mundo. César Gómez despejó mal un balón llovido del cielo y Mutiu empalmó a la red el centro de Mild. La anarquía es terreno abonado para la sorpresa. La Real Sociedad se encontró con un marcador apacible. Mutiu volvió a marcar y, en pleno desconcierto, De Pedro solventó la papeleta.

Sin rito dominical, sin liturgia futbolística, la Real Sociedad recito de carrerilla el oficio futbolístico que consiste en aprovechar las debilidades del oponente. Europa mantiene un hilo de esperanza en San Sebastián. La Real Sociedad depende de su acierto y de los errores ajenos.

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