FÓRMULA 1

Ronaldo acapara el protagonismo

"Es muy interesante, me ha gustado mucho". Fueron palabras de Ronaldo, el personaje que más atención despertó de los que ayer visitaron Montmeló. El delantero del Barça apenas estuvo quieto unos instantes durante las cuatro horas que permaneció en el circuito. Y no le quedó ni un rincón por conocer ni ningún peso pesado de la F-1 por saludar: el dueño de la competición; Bernie Ecclestone; su compatriota el piloto Rubens Barrichello; el bicampeón Michael Schumacher, todos ellos recibieron camisetas firmadas por el futbolista... Y todo el mundo atendió y explicó secretos a Rona...

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"Es muy interesante, me ha gustado mucho". Fueron palabras de Ronaldo, el personaje que más atención despertó de los que ayer visitaron Montmeló. El delantero del Barça apenas estuvo quieto unos instantes durante las cuatro horas que permaneció en el circuito. Y no le quedó ni un rincón por conocer ni ningún peso pesado de la F-1 por saludar: el dueño de la competición; Bernie Ecclestone; su compatriota el piloto Rubens Barrichello; el bicampeón Michael Schumacher, todos ellos recibieron camisetas firmadas por el futbolista... Y todo el mundo atendió y explicó secretos a Ronaldo.

La representación azulgrana fue numerosa, pero konaldo no paseó con compañeros como Figo, Roger, Iván, Vítor Baía, Cou-to, Blanc y Pizzi. El jugador brasileño vivió la carrera en la cabina de comentaristas de Rede Globo y al término del Gran Premio entregó la botella gigante de champaña al vencedor.

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En el podio, Ronaldo coincidió con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que volvió a desplazarse al circuito para comprobar la buena salud de una instalación por la que la Generalitat apostó fuerte. Ayer acudieron 64.000 espectadores de pago, que dejaron una recaudación superior a 500 millones de pesetas. Además, la zona interior, reservada a los que consiguieron una acreditación, registró un lleno espectacular. Entre los presentes estaban los duques de Lugo, el ministro de Industria, Josep Piqué, y el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall.

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