FÚTBOL 37ª JORNADA DE LIGA

EI Sporting toma aire

Bango recordó sus buenos tiempos, aquellos del Oviedo en los que se labró su proyección futbolística, y dio aire a un Sporting que se moría como equipo de Primera. Bango sacó dos goles de la nada que fue ayer su equipo y lo colocó en posición de seguir luchando. El final del partido fue esperpéntico, con el público con el corazón en la garganta y los jugadores del Celta en plena guerra civil a cuenta de Mostovoi.El minuto 78 del partido de El Molinón deparó uno de los momentos más intensos y extraños de la historia reciente del campo gijonés. El Sporting estaba a 12 minutos de certificar su ca...

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Bango recordó sus buenos tiempos, aquellos del Oviedo en los que se labró su proyección futbolística, y dio aire a un Sporting que se moría como equipo de Primera. Bango sacó dos goles de la nada que fue ayer su equipo y lo colocó en posición de seguir luchando. El final del partido fue esperpéntico, con el público con el corazón en la garganta y los jugadores del Celta en plena guerra civil a cuenta de Mostovoi.El minuto 78 del partido de El Molinón deparó uno de los momentos más intensos y extraños de la historia reciente del campo gijonés. El Sporting estaba a 12 minutos de certificar su candidatura al descenso, incapaz de vencer a un Celta vulgar. Entonces llegó el milagro. Rubén Blaya, el último en llegar de Mareo, dejó con el pecho una asistencia de lujo a Bango, que irrumpió en el área con potencia y definió con serenidad, bombeando suavemente por encima de Diezma. Mientras todo Gijón daba gracias al cielo, el Celta mostraba la medida de lo que ocurre en su vestuario. Con los tres cambios realizados, Mostovoi intentó meterse en el banquillo alegando una lesión. Salinas, secundado por algún compañero, sacaron al ruso de allí a empujones, obligándole a acabar el partido cojeando. Mostovoi, buen futbolista y muy dado a la indisciplina, fue de los pocos que enseñó algo de fútbol. De él partieron los mejores ataques de un Celta muy gris y la jugada del gol de un empate que parecía definitivo. Bango estuvo a años luz de Mostovoi durante los 90 minutos, pero resultó determinante.

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