Kaspárov vela armas contra la máquina

El campeón ruso se enfrentará a un programa que calcula 200.000 millones de jugadas en tres minutos

Dado que Gari Kaspárov se autodefine como "representante del género humano contra la máquina", Clara Kaspárova (su madre) ha reactivado su antigua función de guardiana feroz: "Lo más importante para Gari es la concentración absoluta. La máquina no perdona los errores". Ambos están enclaustrados en un suntuoso hotel de Manhattan, donde el ruso disputará desde el sábado la revancha contra un rival inhumano: el programa Deep Blue, de IBM, que calcula 200.000 millones de jugadas en tres minutos. Kaspárov ganó el año pasado por 4-2 a una versión con la mitad de potencia.Pata comprobar qu...

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Dado que Gari Kaspárov se autodefine como "representante del género humano contra la máquina", Clara Kaspárova (su madre) ha reactivado su antigua función de guardiana feroz: "Lo más importante para Gari es la concentración absoluta. La máquina no perdona los errores". Ambos están enclaustrados en un suntuoso hotel de Manhattan, donde el ruso disputará desde el sábado la revancha contra un rival inhumano: el programa Deep Blue, de IBM, que calcula 200.000 millones de jugadas en tres minutos. Kaspárov ganó el año pasado por 4-2 a una versión con la mitad de potencia.Pata comprobar que el hombre siempre tiene miedo a ser superado por sus propios inventos basta ver la expectación que el duelo despierta en EE UU. Parece que a nadie se le ocurre pensar, o al menos no lo dicen, que Deep Blue ha sido creado y mejorado por un grupo de hombres. Aunque la prensa diaria aún no ha publicado ningún titular explosivo, como el del USA Today hace un año -"¿Será capaz este hombre de salvar al género humano?"-, los anuncios en las calles de Manhattan y la primera página de la revista Newsweek -"El último bastión del cerebro"- permiten suponer que millones de personas desearán con fervor la victoria del ruso, a pesar de que en la mesa de juego habrá una bandera de EE UU junto al operador de IBM. En sus páginas interiores, el citado semanario abre el reportaje con la pregunta clave: "Cuando Gari Kaspárov se enfrente a Deep Blue estará luchando por todos nosotros. ¿De qué lado estará usted?".

La actitud de Kaspárov ante el desafío y sus grandilocuentes manifestaciones no son una pose. Se lo toma realmente en serio, y no sólo por lo que va a engordar su cuenta corriente: unos 100 millones de pesetas si gana y 58 si pierde. En su amplia y lujosa suite, Kaspárov trabaja cinco horas diarias en la preparación del encuentro junto a su analista, Yuri Dojoián, y tres ordenadores portátiles que almacenan cientos de miles de partidas.

Aunque los técnicos de IBM -entre los que se encuentra el español Miguel Illescas, contratado como asesor- han filtrado muy poca información sobre las mejoras introducidas en el programa, Kaspárov quedó muy impresionado por lo poco que le dejaron ver cuando visitó el cuartel general de sus enemigos: "Lo que más me impacta no es la potencia bruta, aunque sea terrorífica, sino el gran esfuerzo realizado por los ingenieros para programar conceptos. Además, de los 32 procesadores de Deep Blue [cada uno de ellos tiene ocho chips] trabajando en paralelo, ahora hay uno que actúa como supervisor de los otros; distribuye el trabajo de analizar las variantes, repasa los cálculos en busca de errores y elige la mejor jugada".

Pero Kaspárov, de 34 años, siempre ha sido un maximalista, y no va a cambiar ahora, cuando su duelo contra un rival de silicio azul puede romper los récords de audencia en Internet: "Lo difícil al crear un ingenio informático que juegue al ajedrez es programar las. excepciones de las reglas. Yo tengo que intentar que en el tablero aparezca el mayor número posible de posiciones excepcionales. Si la escala de valores de Deep Blue se inutiliza, la máquina de silicio es boba. Ahora bien, si caigo en una posición convencional y muy abierta, donde la fuerza bruta es primordial, me destrozará como hizo el año pasado en la primera partida", añadió.

Ahí está el meollo de la cuestión. Kaspárov aprendió el año pasado de forma traumática que Deep Blue se ríe de su maravillosa intuición cuando se trata de calcular variantes. Pero reaccionó bien, cambió su estilo de juego y venció por 4-2. El problema es que el equipo de IBM lleva un año trabajando para limitar al mínimo el número de posiciones en las que "el silicio es bobo". Por ejemplo, a Deep Blue le han enseñado que la dama vale 10 puntos, la torre cinco, el caballo y el alfil tres, y el peón uno. Pero hay muchas posiciones en las que un alfil vale bastante más que una torre; si Kaspárov logra llegar a ellas, su rival se volverá lelo. El ruso está preparado para un duelo aún más duro que el de 1996: "No será una lucha a primera sangre, sino a muerte. Pero aún confío en la fuerza del arte contra la ciencia".

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