MOTOCICLISMO

Cuestión de motores

La diferencia entre Doohan y Crivillé este año no está sólo en la empuñadura del gas o en la cabeza. Ahora cuenta también el vientre de la máquina, el motor de la poderosa Honda NSR 500, que tiene características diferentes si reside bajo el carenado número uno de la moto del australiano o si vive dentro de la número dos del español. Cada uno ha elegido, y por ahora lo han hecho en direcciones opuestas.Crivillé continúa con el mismo tipo de propulsor que en 1996, conocido como big bang. Se trata de un motor con una entrega de potencia suave, progresiva, adaptado a una conducción fina. E...

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La diferencia entre Doohan y Crivillé este año no está sólo en la empuñadura del gas o en la cabeza. Ahora cuenta también el vientre de la máquina, el motor de la poderosa Honda NSR 500, que tiene características diferentes si reside bajo el carenado número uno de la moto del australiano o si vive dentro de la número dos del español. Cada uno ha elegido, y por ahora lo han hecho en direcciones opuestas.Crivillé continúa con el mismo tipo de propulsor que en 1996, conocido como big bang. Se trata de un motor con una entrega de potencia suave, progresiva, adaptado a una conducción fina. Es lo único que el noi de Seva ha conocido en 500cc. Doohan lleva más años en la categoría reina y es el último de los antiguos guerreros que se pelearon hasta los noventa con rudos motores mucho más agresivos, más bruscos, aquellos que obligaban a derrapar en cada curva. Ahora, después de conquistar sus tres títulos con un motor big bang, ha decidido volver al pasado.

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Los dos reconocen que la diferencia es mínima, que tira lo mismo el uno que el otro, pero que ofrecen su potencia de manera distinta. De momento, es a Doohan a quien le va mejor. Y Crivillé empieza ya a mirarle con envidia.

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