GENTE

UN FALSO EMBAJADOR ENGAÑÓ AL PAPA

Juan Pablo II cubrió de bendiciones en la audiencia general del miércoles pasado a un desconocido que se le colocó delante en el aula de los recibimientos diciéndose embajador de México, besándole el anillo y presentando al Papa a su familia -señora y varios niños, todos ellos vestidos de bonito-, mientras le enseñaba fotos de la parentela. El Pontífice le bendijo una primera vez, pero el supuesto diplomático, ataviado impecablemente de oscuro, como requiere el ceremonial, lejos de conformarse se clavó rodilla en tierra ante el Papa sin mover de allí ni a la señora ni a los niños. Juan Pab...

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Juan Pablo II cubrió de bendiciones en la audiencia general del miércoles pasado a un desconocido que se le colocó delante en el aula de los recibimientos diciéndose embajador de México, besándole el anillo y presentando al Papa a su familia -señora y varios niños, todos ellos vestidos de bonito-, mientras le enseñaba fotos de la parentela. El Pontífice le bendijo una primera vez, pero el supuesto diplomático, ataviado impecablemente de oscuro, como requiere el ceremonial, lejos de conformarse se clavó rodilla en tierra ante el Papa sin mover de allí ni a la señora ni a los niños. Juan Pablo II, que saluda a algunos asistentes, pero durante breves instantes, le bendijo de nuevo para ver si se iba, pero él repitió el rodillazo e, impertérrito, volvió a presentarle a su santa y vástagos, hasta que un miembro del ceremonial les invitó a acompañarle a lugar menos visible y televisado. En el Vaticano recuerdan aún el supuesto obispo que se le presentó a Pablo VI en Castelgandolfo, porque, de vez en cuando, siempre hay espontáneos dispuestos a saltar a la fama a base de pegarse al pontificado. En la Embajada de México negaron que el supergenuflexo ciudadano fuera su representante, alegando que el auténtico, Guillermo Jiménez Morales, era, como mínimo, infinitamente menos pesado.-

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