El Valencia se topa con sus carencias

No hubo noche mágica. Ni pasiones desbordadas. Ni un Mestalla encendido. Fue todo de lo más prosaico posible: un equipo alemán que vino a hacer su trabajo con su eficacia acostumbrada y un Valencia, que sin la claridad de Burrito, se encontró con su oscuridad habitual.Muy pronto, el Valencia se topó con sus enormes carencias. Así, de golpe. Fue pisar el césped y divisar al Schalke en su madriguera. Con el rival escondido y la responsabilidad de urdir el juego, el Valencia es un desastre. Y lo es fundamentalmente en lo que se refiere al último pase, el penúltimo regate o el disparo final. No ha...

No hubo noche mágica. Ni pasiones desbordadas. Ni un Mestalla encendido. Fue todo de lo más prosaico posible: un equipo alemán que vino a hacer su trabajo con su eficacia acostumbrada y un Valencia, que sin la claridad de Burrito, se encontró con su oscuridad habitual.Muy pronto, el Valencia se topó con sus enormes carencias. Así, de golpe. Fue pisar el césped y divisar al Schalke en su madriguera. Con el rival escondido y la responsabilidad de urdir el juego, el Valencia es un desastre. Y lo es fundamentalmente en lo que se refiere al último pase, el penúltimo regate o el disparo final. No hay casi nadie capacitado para ello. Menos todavía si, como ayer, Fernando ocupa demarcación de pivote, por delante de la defensa. No es su puesto. Demasiado alejado del área, donde maneja mucho mejor las distancias. Era idea de Valdano que Fernando distribuyera el cuero con más criterio, pero no funcionó.

Tirando del frenesí fallero, el Valencia había propuesto un partido muy hormonal. No le quedaba más remedio. Ausente Burrito Ortega, sólo le restaba empujar. Y en ésas estaba cuando Mulder aprovechó un error defensivo para congelar la adrenalina local. Se extinguió al instante el jolgorio.

En cualquier caso, el Valencia no iba a cesar en su empeño. La profesionalidad que quedara fuera de toda duda. Así sucedía que Leandro seguía peleándose con todo el que suspirara en alemán, mientras Poyatos saldaba cuentas pendientes del partido de ida en Gelserkirchen. De modo que precisamente Poyatos envió un testarazo a las redes en el límite del primer tiempo para mantener cierta esperanza en las gradas.

Tras el descanso, el Valencia siguió por el mismo camino salvo en una cosa: Valdano percibió la avería y colocó en el eje a José Ignacio. Fue un triple cambio en el que el asunto se le encomendó a VIaovic. Y surtió efecto, por un instante. El equipo, con José Ignacio en el centro y Vlaovic arriba, adquirió más sentido táctico. Por primera vez en toda la noche, el Valencia dio la sensación de que estaba capacitado para el gol. Fue una impresión efimera.

Mónaco e Inter, clasificados

El Mónaco francés y el Inter de Milán serán, junto con el Tenerife y el Schalke 04, los que el viernes entrarán en el sorteo de las semifinales. El Mónaco ganó en su terreno al Newcastle inglés por 3-0 (0-1, ida) y el Inter, también en casa, al Anderlecht belga por 2-1 (1-1).