SPORTING, 2; LOGROÑÉS, 0

Jornada de fraternidad en El Molinón. El Logroñés fue un amigo para el Sporting y su afición, incansable en el ánimo incluso al rival, se ganó la simpatía general. De esa manera, un partido presentado corno dramático se convirtió en un trámite. El Sporting que mejor porque el Logroñés no existió. El espíritu de Aimar no apareció por ningún lado. Sólo animó el ambiente Cherischev, un auténtico sputnik con capacidad rematadora, que tumbó a los riojanos con dos pinceladas. Cuando Tomás aprovechó uno de los numerosos errores defensivos del Logroñés y le puso una asistencia de lujo a Cherisc...

Jornada de fraternidad en El Molinón. El Logroñés fue un amigo para el Sporting y su afición, incansable en el ánimo incluso al rival, se ganó la simpatía general. De esa manera, un partido presentado corno dramático se convirtió en un trámite. El Sporting que mejor porque el Logroñés no existió. El espíritu de Aimar no apareció por ningún lado. Sólo animó el ambiente Cherischev, un auténtico sputnik con capacidad rematadora, que tumbó a los riojanos con dos pinceladas. Cuando Tomás aprovechó uno de los numerosos errores defensivos del Logroñés y le puso una asistencia de lujo a Cherischev, aquello quedó visto para sentencia. Era imposible imaginar un gol del Logroñés. Con el 2-0, cualquier equipo de medio pelo hubiese arreglado el golaverage. Pero no el Sporting. Se limitó a mantener la diferencia y a frenar los voluntariosos intentos del Logroñés, más revolucionado con Morales, pero igual de ineficaz. La afición riojana lo agradeció con ánimos al Sporting y el Asturias patria querida, lo que fue reconocido por la sorprendida hinchada local. Todo muy bonito, menos lo importante, el fútbol. Goles: 1-0, m. 39, Cherischev aprovecha una asistencia de Tomás para marcar de disparo duro; 2-0, m. 57, centro de Cherischev y remate de Marcos Vales en el área pequeña.