GENTE

LUCHABAN CONTRA LA PROSTITUCIÓN

Un juicio de características inusuales tiene lugar estos días en un tribunal de la ciudad sueca de Gotemburgo. Dos jóvenes de 20 años, Annika y Monika, están acusadas de robo. Su denunciante, el único entre muchos que se atrevió a dar la cara, las acusa de haberle robado tras haber simulado la venta de servicios sexuales. Las jóvenes admitieron ante el tribunal la veracidad de la acusación y en su descargo dijeron que detestan la prostitución, y especialmente a los compradores de servicios sexuales, por lo que concibieron la idea de escarmentar a los clientes. Convenientemente ataviadas...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un juicio de características inusuales tiene lugar estos días en un tribunal de la ciudad sueca de Gotemburgo. Dos jóvenes de 20 años, Annika y Monika, están acusadas de robo. Su denunciante, el único entre muchos que se atrevió a dar la cara, las acusa de haberle robado tras haber simulado la venta de servicios sexuales. Las jóvenes admitieron ante el tribunal la veracidad de la acusación y en su descargo dijeron que detestan la prostitución, y especialmente a los compradores de servicios sexuales, por lo que concibieron la idea de escarmentar a los clientes. Convenientemente ataviadas para el desempeño de la función, se trasladaron durante algunas noches al barrio chino gotemburgués. Una vez concertado el negoció, que en su caso incluía un ménage á trois, subieron al automóvil del cliente, donde éste, en vez de las prometidas fantasías, recibía la punta de un cuchillo contra el cuello y la exigencia de entregar la billetera. Ante tan convincente argumento, más el temor a las secuelas de un escándalo, todos obedecían sin vacilar. Las denuncias llovían en la policía, pero cuando finalmente las supuestas prostitutas fueron detenidas, sólo una de las víctimas se animó a testimoniar ante la justicia. Los demás prefirieron desistir de llevar adelante su denuncia. Mejor perder la cartera que el honor.-

Archivado En